Ganó la cordura - no se aprobó la cadena perpetua.

Parece que hoy Colombia se tomó un descanso de ser una Banana Republic.

Empezamos el día con la noticia de que Nicolás Castro había quedado en libertad y ahora me entero de que se hundió el proyecto de referendo que buscaba reinstaurar la cadena perpetua en el país:

Con un resultado de 14 votos a favor del archivo del proyecto y 10 en contra, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes le dijo no a la iniciativa.

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Germán Navas, representante del Polo Democrático, planteó que las penas deben ser resocializadoras y no vengativas. Y –para él– el referendo se fundamenta en que los violadores no tienen remedio.

En ese sentido, la cadena perpetua va en contradicción con “la condición de la dignidad humana”, estipulada en la Constitución, según plantea Ángela Robledo (Partido Verde), una de los 14 parlamentarios que votaron por archivar el proyecto.

La fiscal General de la Nación envió a la Cámara un concepto de 30 páginas en el que explica su oposición a la cadena perpetua. La funcionaria expresa que las penas ya existentes son suficientes para este tipo de delitos. La Procuraduría también se mostró en contra.

A su vez, la comisión asesora de política criminal se manifestó en desacuerdo con la medida, al alertar que incurría en una práctica de “populismo punitivo”. Rodrigo Uprimny, integrante de dicha comisión, explica que en esta situación se cree erróneamente que “el incremento de las penas es la forma apropiada de enfrentar problemas sociales complejos, como la violencia contra los niños”.

Aunque todavía no hay que cantar victoria, pues los enemigos del sentido común, de la justicia y de la dignidad humana, ya están maquinando cómo volver a intentarlo. Definitivamente hay personas que no permiten que un país siga su camino hacia la civilización, sino que quieren arrastrarlo hasta el completo estado de barbarie.

Ni siquiera a esos ignorantes desadaptados que promueven leyes basadas en los más bajos instintos humanos -como la venganza-, ni siquiera a ellos, cuyo espécimen representante es Gilma Jiménez, los encerraría de por vida.