Las religiones satisfacen vacíos emocionales de las personas y para esto acuden a la discriminación y la falacia de nosotros contra ellos, en la que los otros son excluidos, pecadores mientras que los que hacen parte del grupo son los elegidos.
Por eso siempre resulta chistoso que unos excluidos formen una iglesia. Que es lo que hizo un grupo de metaleros al sur de Bogotá:
Mejor dicho, aquellos que fueron rechazados y se creyeron el cuento de ser quemados en el Infierno por un amoroso dios, quieren rendirle pleitesía a ese dictador celestial y hacer su propia iglesia de ovejas negras, para saciar la desazón que les produce la amputación emocional que sufren.
Y como toda religión, ya empiezan a violar los derechos de los menores de edad, adoctrinándolos:
Y es curioso, porque ellos mismos saben de ese elemento propio del matoneo y de las religiones, ya que lo han sufrido:
Luego viene el típico argumento de que esta religión ha ayudado a personas a transformar sus vidas para bien, lo cual siempre puede hacerse sin necesidad de recurrir a mentiras, ni de que nadie se humille ante un amigo imaginario:
Lo de la música es lo de menos. Cada quién puede escuchar lo que le dé la gana... pero de nuevo, como decía el gran Hitch, cualquier cristianismo está contenido en la patética imagen del rebaño y el rechazo del individuo y sus libertades.
Por eso siempre resulta chistoso que unos excluidos formen una iglesia. Que es lo que hizo un grupo de metaleros al sur de Bogotá:
Se trata de Pantokrator, la primera iglesia cristiana de Bogotá, ubicada en el barrio Estación, de Bosa, donde las alabanzas más sinceras a Jesucristo se fusionan con los acordes 'endiablados' del rock pesado....
"Buenas tardes, hermanos...", dice Cristian González, un joven de 31 años que parece ser cualquier cosa, menos el pastor que desde ahora, 6:05 p.m., tomará las riendas del encuentro.
Pantokrator, que significa Dios todopoderoso en griego, fue creada en el 2003 como una iniciativa religiosa diferente para jóvenes de culturas urbanas.
Y según González, "tiene como fin predicar el amor y la misericordia del Señor por medio del Evangelio de Jesucristo a las personas que no han tenido la posibilidad de acercarse a Dios".
Mejor dicho, aquellos que fueron rechazados y se creyeron el cuento de ser quemados en el Infierno por un amoroso dios, quieren rendirle pleitesía a ese dictador celestial y hacer su propia iglesia de ovejas negras, para saciar la desazón que les produce la amputación emocional que sufren.
Y como toda religión, ya empiezan a violar los derechos de los menores de edad, adoctrinándolos:
Entre ellos se pueden detallar 12 niños y Benedicto León, de 67 años, quien disfruta la música que a otra persona de su edad perturbaría. "Estos cantos son para Dios, él se merece todo", dice y continúa orando.
Y es curioso, porque ellos mismos saben de ese elemento propio del matoneo y de las religiones, ya que lo han sufrido:
Así lo demuestra Carlos González, quien asiste por primera vez: "Acá escucho la música que me gusta, pogueo y rezo en un ambiente sano. En otra iglesia dicen que uno es satánico".
Luego viene el típico argumento de que esta religión ha ayudado a personas a transformar sus vidas para bien, lo cual siempre puede hacerse sin necesidad de recurrir a mentiras, ni de que nadie se humille ante un amigo imaginario:
Además, la comunidad ha logrado que personas drogadictas y alcohólicas superen este problema. " Luego, casi todos se vuelven asistentes constantes y buenos colaboradores de la iglesia", explica Cristian González.
Lo de la música es lo de menos. Cada quién puede escuchar lo que le dé la gana... pero de nuevo, como decía el gran Hitch, cualquier cristianismo está contenido en la patética imagen del rebaño y el rechazo del individuo y sus libertades.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.