Una de los hechos con los que los Nuevos Ateos hemos tratado de hacer reflexionar al mundo es que las religiones han sido la causa de la mayoría de miserias humanas y que la mayoría de guerras se han dado gracias a la religión. Mejor dicho: donde hay dioses, hay desgracias.
Por eso no es tan sorprendente enterarse que la religión también estuvo detrás del primer conflicto de derechos de autor y propiedad intelectual:
Así es. De la mano del cristianismo llegó esa otra estupidez que afirma que los hombres son dueños de las ideas (!), y por supuesto no podía hacerlo sin dejar la sanguinaria firma de la superstición: en el proceso se cargó la vida de 3000 personas.
Por eso no es tan sorprendente enterarse que la religión también estuvo detrás del primer conflicto de derechos de autor y propiedad intelectual:
El monte Ben Bulben, una formación rocosa en Irlanda, es uno de los puntos mágicos de la “Isla Esmeralda”, famoso por los hechos históricos que allí ocurrieron. El más conocido es una batalla que, muy posiblemente, marca la fecha en que los hombres comenzaron a luchar a sangre y hierro por los derechos de autor.
Desde su cima se dice que San Columba lideró la “Batalla de los Libros” en el año 561, en la que perdieron la vida más de 3.000 guerreros. San Columba (San Columcille o San Colmcille) era un monje misionero irlandés que propagó el cristianismo entre los pictos, una de las antiguas tribus escocesas, durante el período medieval temprano.
Y el motivo que originó esta batalla fue un hecho de simplemente derechos de autor. San Columba se había convertido en un famoso copista de la época y pidió prestado un libro a otro monje, San Finnian, el abad de la Abadia de Moville, para hacer una copia de este durante varias noches, en secreto.
San Finnian, al enterarse de este hecho, le pidió a San Columba que le devolviera la copia pues no quería su reproducción y, encima, la había hecho sin su permiso. Pero este se negó a los deseos de San Finnian iniciando y ganando la que fue conocida como la “Batalla de los Libros”, donde perecieron 3.000 guerreros.
Así es. De la mano del cristianismo llegó esa otra estupidez que afirma que los hombres son dueños de las ideas (!), y por supuesto no podía hacerlo sin dejar la sanguinaria firma de la superstición: en el proceso se cargó la vida de 3000 personas.
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