En un curioso experimento, Jaclyn Glenn y sus amigas recaudaron fondos para un hospital de niños durante dos días. El primero lo hicieron como si fueran cristianas y el segundo como ateas:
Es interesante cómo la gente se niega a ayudar a los niños sólo porque quienes recaudan el dinero son ateos. ¿Ateofobia, dónde?
Y ese no fue el único cliché confirmado. La caridad atea siempre ha sido generosa y esta vez no fue la excepción — el día ateo se recaudó más, a pesar del desdén con el que las personas miraban a las activistas y de que fueron menos quienes se acercaron a dar su dinero.
Pueden seguir a Jaclyn en YouTube y Twitter.
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