jueves, 4 de septiembre de 2014

Cómo nos engaña el cerebro



Harriet Hall nos regala esta perla en Science Based Medicine:

"Sé lo que vi". No, no lo sabes, tu cerebro construyó una ilusión. Todos hemos visto increíbles demostraciones de ilusiones ópticas, pero no nos damos cuenta que las estamos viendo constantemente. Nuestro cerebro nos engaña. No recibimos los datos brutos de los receptores de la retina; sólo tenemos la interpretación que el cerebro hace de esos datos. Ni siquiera podemos ver que tenemos un punto ciego en cada campo visual correspondiente al lugar donde el nervio óptico entra en la retina. El cerebro pone los elementos de la visión en conjunto (líneas horizontales, contraste, etc) y construye una mejor estimación sobre la base de lo que ha aprendido sobre el mundo. Ignoramos la mayor parte de nuestra información sensorial, tomando conciencia de las cosas sólo por una necesidad de conocimiento. Se ha estimado que hasta un 90% de lo que estás viendo es construido a partir de tus recuerdos. A medida que crecen, los bebés se relacionan con el mundo y sus cerebros desarrollan modelos internos, formas de interpretar los estímulos sensoriales que implican atajos e ilusiones (ejemplo: si se ve más pequeño, probablemente esté más lejos). El cerebro construye modelos de lo que es el mundo y, entonces, se usan los sentidos como fact-checkers, notando anomalías que no coinciden con el modelo. Si recibimos información que encaja bien con nuestros modelos internos, esta es incorporada fácilmente; si difiere, "minimizamos, distorsionamos, racionalizamos e incluso alucinamos para poder hacer caso omiso de esta información... nos mentimos a nosotros mismos".

Nos gustaría creer que estamos en control consciente de nuestras acciones y pensamientos, pero no lo estamos. No tenemos ni idea de por qué creemos lo que creemos. Storr ilustra esto con un estudio en el que se le pidió a la gente que elija el mejor candidato para jefe de policía. Cuando se les dijo que el candidato masculino tenía educación formal y la mujer conocía las calles, dijeron que pensaron cuidadosamente y eligieron al hombre porque la educación era más importante para un jefe de policía. Cuando se les dijo que la candidata tenía educación formal y que el hombre conocía las calles, dijeron que pensaron con cuidado y eligieron al hombre porque conocer las calles era más útil para un jefe de policía.

No tenemos idea de por qué hacemos lo que hacemos. Estudios de afecciones al cuerpo calloso y de temporización de toma de decisiones muestran que carecemos de acceso a los procesos inconscientes que determinan nuestras acciones y decisiones, y tratamos de inventar razones plausibles después del hecho.

Ni siquiera podemos confiar en nuestros recuerdos. Ellos son reconstruidos cada vez que accedemos a ellos, y pueden llegar a distorsionarse o contaminarse con otros recuerdos. Los estudios psicológicos indican que cerca del 30% de nuestros recuerdos son falsos, incluyendo aquellos sobre los que estamos completamente seguros.

(Imagen: Kalexanderson via photopin cc)

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