Dos productos de la Casa Editorial El Tiempo han publicado respectivamente artículos sobre un colegio que separa los sexos, ubicado en Cartagena, y acerca de cómo esta tendencia está 'avalada' por los "expertos".
Sería bueno preguntarse qué hacen en la vida estos 'expertos', pues la ciencia al respecto es bastante clara - no hay evidencia -nada, cero- que justifique la dichosa educación diferenciada. ¡No hay diferencias cerebrales consistentes entre los sexos!
Al respecto, podemos ver el estudio de Bishop y Wahlsten de 1997:
Otro estudio del 2008 [PDF] corroboró estos hallazgos, tras comparar la media de edad, el índice de inteligencia a escala completa, los años de educación, el estatus socioeconómico de los padres, y la altura entre hombres y mujeres:
Y luego vino el estudio de Lise Eliot, que le dio santa sepultura a la segregación sexual en la educación:
Así que por favor, ¿sería tan amable El Tiempo de dejar de promover la anticiencia y la segregación sexual?
Sería bueno preguntarse qué hacen en la vida estos 'expertos', pues la ciencia al respecto es bastante clara - no hay evidencia -nada, cero- que justifique la dichosa educación diferenciada. ¡No hay diferencias cerebrales consistentes entre los sexos!
Al respecto, podemos ver el estudio de Bishop y Wahlsten de 1997:
Se ha afirmado que el cuerpo calloso humano muestra diferencias por sexo, y en particular que el esplenio (la parte posterior) es mayor en las mujeres que en los hombres. Los datos recopilados antes de 1910 a partir de cadáveres indican que, en promedio, los hombres tienen cerebros más grandes que las hembras y que el tamaño promedio de su cuerpo calloso es mayor. Un meta-análisis de 49 estudios publicados desde 1980 revela que no hay diferencia de sexo significativa en el tamaño o forma del esplenio del cuerpo calloso, se haga o no un ajuste adecuado con respecto al tamaño del cerebro mediante análisis de la covarianza o la regresión lineal. Se argumenta que una simple relación de tamaño del cuerpo calloso con el tamaño total del cerebro no es un medio adecuado para analizar los datos y puede crear una falsa impresión de una diferencia sexual en el cuerpo calloso. Los estudios recientes, la mayoría de los cuales utilizan la resonancia magnética (MRI), confirman los hallazgos anteriores de mayor tamaño del cerebro medio y el tamaño total del cuerpo calloso para los hombres. La creencia generalizada de que las mujeres tienen un esplenio más grande que los hombres y, en consecuencia piensan diferente es insostenible.
Otro estudio del 2008 [PDF] corroboró estos hallazgos, tras comparar la media de edad, el índice de inteligencia a escala completa, los años de educación, el estatus socioeconómico de los padres, y la altura entre hombres y mujeres:
No hubo diferencias significativas en ninguna de estas medidas, excepto para la altura, en la que los hombres fueron significativamente más altos que las mujeres (p <0,001).
Y luego vino el estudio de Lise Eliot, que le dio santa sepultura a la segregación sexual en la educación:
No hay ninguna base científica para enseñar a niños y niñas por separado, de acuerdo con Lise Eliot de la Escuela de Medicina de Chicago. Su examen revela fallas fundamentales en los argumentos esgrimidos por los defensores de las escuelas de un solo sexo para justificar la necesidad de enseñar a enseñar a los niños y niñas por separado. Eliot muestra que la neurociencia ha identificado algunas diferencias confiables entre los cerebros de niños y niñas relevantes para el aprendizaje y la educación. Su trabajo se publica en línea en la revista Sex Roles de Springer.
La primera cuestión que destaca Eliot es que los defensores de la escuela de un solo sexo afirman con frecuencia diferencias entre los cerebros de niños y niñas, con base en estudios realizados en hombres y mujeres adultos. Pero estos efectos rara vez han sido encontrados en los niños. También es un error suponer que los cerebros de los niños funcionan como los de los adultos. En realidad, se trata de obras en curso, y gran parte de lo que influye en el procesamiento neural adulto se debe a la experiencia social y educativa de los individuos a lo largo de su vida. Por lo tanto, la hipótesis de que, debido a que las diferencias de género en el cerebro son biológicas, estas son necesariamente fijas o 'están programadas', es incorrecta.
Eliot revisa siete afirmaciones específicas que a menudo se usan para justificar la necesidad de aprendizaje segregado por sexos: las diferencias de género en el cuerpo calloso* y la lateralización del lenguaje**; las diferencias en la tasa de maduración cerebral y la secuencia entre niños y niñas; las diferencias de género en la audición, la visión y en el sistema nervioso autónomo; las hormonas sexuales y el aprendizaje; y por último los estilos de aprendizaje preferidos de los niños y los de las niñas. Para cada una, ella muestra cómo la ciencia ha sido tergiversada y sus conclusiones exageradas para construir una base para la educación segregada por sexo, lo que induce a error a los padres en la creencia de que existe una base científica para enseñar a niños y niñas en aulas separadas.
Aunque no hay duda de que los niños y las niñas tienen intereses diferentes que dan forma a su manera de responder a las diferentes materias académicas, los neurocientíficos han tenido grandes dificultades para identificar diferencias significativas entre el procesamiento neural de los niños y el de las niñas - incluso para aprender a leer, que ha sido lo más estudiado hasta la fecha. Y aunque la investigación muestra que los hombres y las mujeres -no los niños y las niñas- tienden a profesar diferentes estilos de aprendizaje, no hay evidencia de que la enseñanza orientada específicamente a tales diferencias sea realmente beneficiosa.
Eliot concluye: "Más allá de la cuestión de la falsedad científica, la propia lógica de la segregación de los niños basada en la anatomía inherente o los rasgos fisiológicos es contraria a los propósitos y principios de la educación. En lugar de separar a los niños en nombre de habilidades y estilos de aprendizaje 'programados', las escuelas deberían hacer lo contrario: inculcar en los niños la fe en su propia maleabilidad y la promoción de su auto-eficacia como estudiantes, independientemente de su sexo, raza u otras características demográficas".
* El puente arqueado de materia blanca que conecta los dos hemisferios cerebrales, permitiendo la comunicación entre los lados derecho e izquierdo del cerebro.
** La idea de que las funciones verbales se llevan a cabo principalmente por el lado izquierdo del cerebro.
Así que por favor, ¿sería tan amable El Tiempo de dejar de promover la anticiencia y la segregación sexual?
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