viernes, 12 de abril de 2013

La verdad sobre Monsanto



Monsanto es el destinatario del odio de muchas personas.

Después de mencionar lo obvio -que Monsanto es una empresa y que, como todas las empresas, su objetivo es hacer dinero (maximizar las ganancias y reducir los costos)-, Mauricio-José Schwarz nos ofrece una explicación que ilustra magníficamente por qué hay tanto odio contra Monsanto, de dónde nace y cuáles son sus consecuencias:

Pero además ha estado implicado en una serie de asuntos que enardecen a los ecologistas, uno tras otro, y éstos decidieron convertir a la empresa en el ejemplo de todo lo que odian. Como proveedor del gobierno estadounidense, por ejemplo, se le encargó la producción del agente naranja, un defoliante usado en la guerra de Vietnam que tuvo efectos terribles sobre las personas que estuvieron expuestas a él. Pero varias otras empresas lo produjeron. También produjo DDT (antes de que se supiera de sus problemas) al igual que varias otras empresas. Produjo compuestos PCB (antes de que se clasificaran como contaminantes) como otras empresas en el mundo. Produjo la hormona somatotropina bovina (BST). Y fue la primera empresa en realizar ingeniería genética (1982).

Ahora, sería ideal que todos los avances que ha conseguido Monsanto fueran propiedad pública, es decir, que hubieran sido desarrollados por universidades e instituciones que liberaran sus patentes, por supuesto. Y sería ideal que fuera una empresa con mayor conciencia social y humanista, pero casi ninguna empresa así lo es. Y por supuesto que es necesario criticar sus prácticas más brutales, pero tanto como las de otras muchas empresas. E, igualmente por supuesto, es falaz criticar y culpabilizar a una empresa, aunque sea Monsanto, por haber fabricado productos que eran legales y que nadie sabía que eran peligrosos en ese momento, y presentarlos como si lo hubieran hecho a sabiendas y malévolamente. Es una satanización inaceptable que pocos se atreven a denunciar porque pueden ser etiquetados como "amigos de Monsanto" y condenados por culpa por asociación (otra falacia, por cierto).

Pero, sobre todo, la intensa, obsesiva campaña de Greenpeace y sus alrededores contra Monsanto ha creado en el público falsas impresiones muy peligrosas, como que todos los transgénicos los produce Monsanto. Basta que alguien diga algo sobre los transgénicos y la palabra "Monsanto" aparece automáticamente. Es un fetiche que en la percepción pública sustituye todo conocimiento, comprensión o apreciación de toda la biotecnología.

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