lunes, 21 de julio de 2014

Dificultad para distinguir la realidad en niños expuestos a religión



Dos estudios publicados en Cognitive Science demuestran que a los niños expuestos a la religión les cuesta más distinguir la realidad:

Nuestra pregunta central concernía los juicios de los niños sobre la condición de los personajes en las historias religiosas. Los niños expuestos a la religión —mediante la asistencia a la iglesia, la escuela parroquial, o ambas— consideraron reales a estos personajes. Por el contrario, los niños que no tienen esa exposición consideraron que eran ficticios. Esta fuerte discrepancia entre los niños con y sin exposición a la religión no respalda la hipótesis de que los niños "nacen creyentes"... con una credulidad natural hacia los seres extraordinarios con poderes sobrehumanos. De hecho, los niños seculares respondieron a las historias religiosas, de la misma manera como respondieron a las historias fantásticas — consideraron ficticio al protagonista.

El segundo estudio midió qué tan reales o ficticias les parecían las historias a los niños. Los resultados fueron similares:

... en ambos estudios, los niños seculares clasificaron sistemáticamente los personajes incorporados en las historias fantásticas como ficticios, y la mayoría de sus justificaciones hacían referencia a la imposibilidad de un acontecimiento central en la historia. Efectivamente, los niños seculares respondieron a estas historias al igual que podrían responder a un cuento de hadas — dedujeron que los personajes centrales eran de ficción porque estaban involucrados en un evento que normalmente es imposible en la realidad. El patrón de respuesta de los niños expuestos a la religión fue diferente. En ambos estudios, ellos [los niños expuestos a la religión] fueron menos propensos a juzgar a los personajes de las las historias fantásticas como falsos, y en línea con esta ambigüedad, hicieron más apelaciones a la realidad y menos apelaciones a la imposibilidad que hicieron los niños seculares.

Evidencia clara de que someter niños a la religión se carga sus facultades críticas — por si el reclutamiento infantil no les parece suficientemente atroz.

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