Ayer supimos que el musulmán Omar Mateen mató a 50 personas y otras 53 resultaron heridas cuando las atacó en el bar gay Pulse de Orlando (Florida, EEUU). Mateen fue abatido por la policía.
103 personas y sus seres queridos vieron alteradas sus vidas injustamente para siempre, por un salvaje que seguía una ideología del siglo VII que insta al asesinato de personas por su orientación sexual.
Y aún así, todavía hay gente que niega que este comportamiento se pueda derivar directamente del Corán (Sura 7:80-84) — los que niegan la obvia relación entre la religión de las necesidades especiales y las atrocidades cometidas en su nombre son parte del problema. (Mateen juró lealtad a Daesh, que instó a hacer una guerra contra la homosexualidad en EEUU durante este Ramadán.)
Es hora de dejar de defender creencias inhumanas a costa de seres humanos reales.
También es hora de que en EEUU haya un debate serio sobre regulación de armas — Mateen era ciudadano estadounidense y tenía dos armas compradas legalmente, a pesar de que el FBI sospechaba de él y tenía antecedentes por golpear a su exesposa.
(imagen: CNN)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
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