Parece que los enemigos ideológicos del glifosato quieren vincular el herbicida con efectos adversos para la salud reproductiva a como dé lugar.
Por ejemplo, hace dos años, Daniel Mejía Londoño y Adriana Camacho publicaron un 'estudio' (no revisado por pares, ni publicado en una revista indexada de amplia trayectoria) que concluía que la exposición al glifosato causaba abortos — el 'estudio' tiene errores metodológicos como para detener un tren —yo no puedo sacudirme la idea de que es motivado ideológicamente—. (Inexplicablemente, luego de esto, Londoño fue nombrado en la Comisión de Drogas de The Lancet.)
El problema para ellos es que la mejor evidencia disponible (revisada por pares y publicada en revistas indexadas de amplia trayectoria) no ha encontrado ningún efecto de la exposición al glifosato en la salud reproductiva.
Traigo esto a colación porque recientemente un estudio de la Washington State University tampoco encontró ningún rastro de glifosato en la leche materna:
Se analizaron muestras de leche y orina para glifosato y metabolitos de glifosato utilizando métodos de espectrometría de masas de cromatografía líquida de alta sensibilidad optimizados específicamente para la tarea.
El estudio no detectó ni glifosato ni ningún metabolito de glifosato en ninguna muestra de leche, incluso cuando la madre tenía cantidades detectables de glifosato en su orina.
Los niveles de glifosato urinarios eran o bien inexistentes o extremadamente bajos y no de preocupación, dijo McGuire. Además, no se encontró relación entre los sujetos que se identificaron como consumidores de alimentos convencionales en lugar de orgánicos y los niveles urinarios de glifosato. Tampoco hubo una diferencia entre las mujeres que vivían en o cerca de una granja y las que vivían en un área urbana o suburbana no dedicada a la agricultura.
Este estudio es consistente con todo lo que sabemos sobre el glifosato, que no es el coco que los ecotalibanes han querido pintar — de hecho, McGuire empezó a investigar el asunto después de que la ONG Moms Across America dijera que había hallado rastros de glifosato tras analizar la leche materna de 10 mujeres (¡vaya muestra representativa!).
En todo caso, esta es una buena noticia: ¿quién querría que hubiera rastros de glifosato en la leche materna?
Por cierto, los enemigos del glifosato tienen que ponerse de acuerdo. No puede ser que por un lado el glifosato produzca abortos y, por el otro, siga apareciendo en la leche materna, pues la producción de esta está supeditada a que haya nacimiento. Pero claro, le estamos pidiendo coherencia a quienes simulan hacer ciencia para confirmar sus prejuicios.
(vía GMO Pundit | imagen: Aurimas Mikalauskas)
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