Esta semana, Actualidad Panamericana dio la primicia de la primera mujer del mundo que alcanzó la corrección política total — la colombiana Gabriela Maldonado:
"No hay palabra libre de agresión" dijo en medio de una epifanía de viche. Desde entonces no ha vuelto a abrir la boca... pues sabe que no hay palabra libre de microviolencia.
Si piensas que el lenguaje crea realidades (y no has sido lo suficientemente competente para crear una realidad libre de opresión), que las microagresiones deben ser respondidas con macropataletas, que existe algo llamado "apropiación cultural", o que los derechos y la culpabilidad de una persona —o la validez de los argumentos que esgrime— dependen de su color de piel, sexo, género u orientación sexual, te invito a seguir el ejemplo de Maldonado.
Al fin y al cabo, no hacerlo redundará en la perpetuación de estereotipos negativos, ideas ofensivas (para alguien, eventualmente) y la entronización de la hegemonía del etno-cishetero-patriarcado. ¡A ver, coherencia!
(vía Diego Castilla)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
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