Ayer, el equipo de trabajo de Angélica Lozano llevó a cabo una tertulia con el pastor Ariel Muñoz, de la secta Iglesia Integral de Restauración, y con Zoila Cueto, una religiosa del apostolado Madres de Desaparecidos en el Pacífico Colombiano. La tertulia buscaba responder la pregunta ¿Qué paso con la religión durante el proceso de paz?
Para quienes todavía no resulta obvio que la religión, siempre y en todo lugar, es un obstáculo para el progreso y el desarrollo humanos y que, con el proceso de 'paz' no fue la excepción, tal vez las dos horas de tertulia les resulten interesantes:
Jorge González y David Mariño, activistas de Bogotá Atea y de la Asociación de Ateos de Bogotá respectivamente, asistieron a la tertulia, e intervinieron al final de la misma, para poner un poco los puntos sobre las íes (la parte relevante empieza a la 1:57:00 del video).
Jorge aclaró que Colombia es un Estado laico y desmintió la idea de que las iglesias no están en contra de los LGBTI, señalando que la mayoría sí lo están (que fue lo que permitió que el NO ganara el plebiscito).
Por su parte, David señaló que Jesús tenía enseñanzas cuestionables, y que cualquier orientación sexual es natural (al parecer, Muñoz habría insistido en el absurdo de que es una decisión) lo que, para mí, es completamente irrelevante: si una persona es gay o biseuxal, o lo que sea, es su problema; si quiere casarse con una o muchas personas de su mismo sexo, es su problema; si quiere encartarse adoptando niños, es su problema; y su orientación sexual no tiene que ser impedimento para nada de esto (y eso no cambia, independientemente de si la persona nació así o hubiera decidido serlo —que, por n-ésima vez, no se puede—). La discusión naturaleza/entorno alrededor de la homosexualidad es una falsa disyuntiva porque, al fin y al cabo, todos somos dueños de nuestros respectivos cuerpos para hacer con ellos lo que nos venga en gana.
Creo que la tertulia habría sido mucho más interesante si en vez de tener como panelistas a dos cristianos, se hubiera invitado a un ateo y un cristiano porque, independientemente del lado al que le fueran, los cristianos consideran legítimo que sus creencias permeen la política —y por eso admiten que su marca de cristianismo impulsara su decisión en el plebiscito—, pero la conversación que realmente necesitamos tener es cuándo va a dejar de entrometerse la religión en la política, por completo y para siempre.
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
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