En febrero de este año murió la modelo norteamericana Katie May, con tan solo 34 años de edad.
La semana pasada, el portal TMZ —que cubre la vida de los famosos— se hizo con el certificado de defunción de May, donde la oficina forense de Los Angeles señala al quiropráctico que la trató como responsable de su muerte, por haberle desgarrado una arteria en el cuello:
El documento dice que murió cuando una lesión con fuerza contundente apartó la arteria vertebral izquierda, y cortó el flujo de sangre a su cerebro.
También dice que la lesión se mantuvo durante una "manipulación del cuello por el quiropráctico". Su muerte está catalogada como accidental.
Como informó inicialmente TMZ, Katie —conocida como la "Reina de Snapchat"— sufrió una caída durante una sesión de fotos. Ella pensó que tenía un nervio pinzado y fue a un quiropráctico en Los Ángeles el viernes. Ella sufrió un derrame cerebral el lunes, y se mantuvo con respiración asistida hasta el jueves.
Sabemos que la quiropraxis no funciona y, al igual que el resto de prácticas pseudomédicas, puede poner en riesgo la salud de las personas e, incluso, cobrarse su vida, como ocurrió con Katie May.
¿Queda alguien con ganas de preguntar qué daño puede hacer?
(vía Edzard Ernst | imagen: Facebook Katie May)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
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