martes, 21 de agosto de 2012

Mitos y realidades de los transgénicos

Daniel Norero, de Chile Skeptic le hizo una entrevista al Dr. Gabriel León, bioquímico y doctor en Biología Celular, sobre los mitos que hay alrededor de los transgénicos. No tiene pierde:

1.- Se sabe que diversas especies vegetales comestibles en la actualidad (como la papa, el trigo, la cebada, el maíz, el plátano, las coles, entre muchos otros) nunca existieron en estado natural, sino que se obtuvieron por domesticación a lo largo de milenios, mediante cruce sexual y selección de mutantes espontáneos. ¿Cuál sería la diferencia sustancial de estas técnicas con las de la actual ingeniería genética? ¿Qué sería en sí un organismo transgénico?

G.L: Las principales diferencias son: el número de genes involucrados, la metodología empleada y las barreras biológicas que se pueden saltar. En primer lugar, en el caso de las plantas obtenidas por mejoramiento tradicional, existe una enorme incerteza con respecto al número de genes involucrados. Por ejemplo, el trigo con el que se hace el pan es un alohexaploide (tiene tres genomas diploides procedentes de tres padres distintos) y nadie se cuestiona su bioseguridad. En este caso, hay miles de genes que se han mezclado y están interactuando y nadie sabe con certeza la profundidad de los cambios generados. Otro ejemplo es el de las nuevas variedades que se han generado por mutagénesis. El caso de las mandarinas sin pepa es el más típico y nuevamente, nadie sabe cuáles son los cambios que han ocurrido en esos genomas: probablemente se han perdido o recombinado trozos de cromosomas, se han perdido genes y han aparecido otros nuevos. Pero nunca se han estudiado.

En el caso de los transgénicos, la principal distinción es que han sido creados en el laboratorio usando las herramientas de la ingeniería genética. Esto permite, por ejemplo, introducir genes de una especie en otra. Sin embargo, incluso esto ocurre en la naturaleza: hay árboles que llevan genes de bacterias y caracoles de mar que llevan genes de algas. Esto se llama “transferencia horizontal de genes” y ocurre incluso en los humanos: muchos virus, al infectar, introducen sus genes en nuestro genoma. Lo que los científicos han hecho es escoger unos pocos genes de interés (2 o 3) e introducirlos en los cultivos para hacerlos resistentes a insectos o bien a herbicidas. Las principales ventajas de la ingeniería genética para hacer mejoramiento tienen que ver con la velocidad a la que es posible generar nuevas variedades, y con que se introducen pocos genes y conocidos.

Arriba se muestran los ancestros silvestres de la lechuga, zanahoria y maíz. Abajo se muestran los cultivos actuales, obtenidos a partir de los cultivos silvestres, mediante mejoramiento genético. (Fuente: Lo Natural)

2.- Los opositores a los cultivos transgénicos suelen decir que esta tecnología no aumenta la productividad, no genera ningún beneficio económico para los granjeros, y no solucionará la crisis alimentaria. De hecho, se culpa al maíz transgénico Bt de la ruina y suicidio de miles de agricultores en la India. ¿Es esto real, o solo afirmaciones infundadas?

G.L: Desafortunadamente las campañas contra los transgénicos han abusado de la desinformación y tergiversación de los hechos. Por ejemplo, decir “los cultivos transgénicos han fracasado porque no aumentan la productividad” es lo mismo que decir que las bolsas de aire (air bags) de los autos no sirven porque no han ayudado a disminuir el número de accidentes. Evidentemente no podemos evaluar a los air bags bajo este parámetro ya que no fueron pensados para disminuir la tasa de accidentes, si no que para disminuir las muertes y lesiones en los accidentes. De la misma manera ningún cultivo transgénico actual ha sido diseñado para aumentar la productividad: han sido diseñados para que los agricultores usen menos herbicidas y pesticidas. Por lo tanto, hay que evaluarlos según esos parámetros y siempre han salido muy bien evaluados, tanto desde el punto de vista económico, como ambiental y social.

Desde el punto de vista económico, dos claros ejemplos. En 2010, se publicó un estudio en la revista Science que da cuenta del ahorro de los agricultores por el menor uso de pesticidas en USA que ha sido estimado en 7.000 millones de dólares asociado al cultivo de maíz Bt. Y este año, la revista de la Academia de Ciencias de USA publicó un estudio que muestra que en la India, los agricultores que usan algodón Bt tienen mejores cosechas (+24%) y más ganancias (+50%) que quienes crecen algodón convencional. Desde el punto de vista ambiental, el año 2008 se publicó un estudio que muestra que si se comparan campos de maíz transgénico con campos de maíz convencional, en los primeros hay más insectos no blanco que en los segundos. Es decir, el uso de menos pesticidas favorece la proliferación de insectos benéficos. Esto mismo se observó este año con los campos de algodón Bt en el norte de China y ha sido publicado por la revista Nature: debido al menor uso de pesticidas han aumentado las poblaciones de insectos benéficos, los que a la par, han impactado de manera favorable en el biocontrol de plagas. Finalmente, los beneficios sociales: en la India se determinó el año 2011, que el cultivo de algodón Bt había logrado disminuir entre un 50% a un 70% las aplicaciones de pesticidas, haciendo que se evitaran millones de casos de intoxicaciones por pesticidas. Junto con esto, el estado Indio ahorró entre 14 y 51 millónes de dólares por conceptos de atención médica de urgencia.

Finalmente, lo de los suicidios en la india, es sencillamente una mentira. La IFPRI, una agencia internacional sin fines de lucro que estudia políticas alimentarias en países pobres, publicó un estudio de 64 páginas que prueba que esa historia no es más que una leyenda urbana.

Beneficios económicos por 7.000 millones de dólares en 14 años para los agricultores solo en USA por menor uso de pesticidas, incluso entre quienes cultivan maíz convencional.

3.- Se dice que el uso de transgénicos ha aumentado el uso de herbicidas, al ser solo el cultivo resistente a dicho producto pero no las malas hierbas. Se afirma lo mismo sobre los pesticidas. ¿No se supone que la aplicación de esta tecnología debería disminuir la aplicación de ambos productos?

G.L: Esto está parcialmente contestado en la pregunta anterior. Como mencioné, gracias al uso de estos cultivos han disminuido las aplicaciones tanto de herbicidas como de pesticidas, los agricultores ganan más dinero y se intoxican menos.


Beneficios sociales: millones de casos de intoxicaciones por pesticidas se han evitado en la India entre pequeños agricultores, con un ahorro para el estado de entre 14 y 51 millones de dólares.

4.- En el ámbito de la agricultura, se plantea que los cultivos transgénicos producirían una serie de efectos negativos, como la pérdida de biodiversidad y el aumento de los monocultivos; organismos con ventajas sobre otras especies; nuevas plagas resistentes a los métodos de control de pestes y malezas; fecundación cruzada con especies silvestres o convencionales (por ejemplo, el maíz de Oaxaca, el lino de Canadá, la canola de Dakota del Norte, y diversos supuestos casos alrededor del mundo); además de toxicidad para animales e insectos que no son plagas (como los controversiales casos de la disminución de la mariposa monarca y las abejas). ¿Existen publicaciones científicas que prueben o desmientan estas afirmaciones?

G.L: En este punto hay que separar las publicaciones científicas de las especulaciones. Por ejemplo, lo de la mariposa monarca NO es una publicación científica: es una carta al director que no pasó por revisión por pares. Ese “estudio” ha sido claramente demostrado como incorrecto a la luz de muchos otros artículos publicados con posterioridad y que sí pasaron por peer review.

La contaminación genética es un problema latente, pero hay que considerar que, hasta ahora, los casos descritos de presencia de cultivos trangénicos donde no debería haberlos, corresponde a pérdida de semillas y no a polinización cruzada. El polen de muchas especies de plantas pierde viabilidad rápidamente y los riesgos de polinización cruzada son bajos. Además, la presencia de un transgen de resistencia a un herbicida, por ejemplo, no le otorga ventaja a una planta que crece en un campo donde no se aplicará ese herbicida. En ausencia de presión selectiva ese gen, pobremente representado en esa población, tenderá a desaparecer de la población. Sin embargo, es un problema real y debe ser enfrentado.

En el caso de los árboles, por ejemplo, no se ha avanzado mucho en el desarrollo de transgénicos ya que el polen del pino, por ejemplo, puede ser viable luego de viajar 40 km por el viento. Recientemente una empresa (ArborGen) acaba de desarrollar una variedad de pino transgénico que es estéril masculino: no produce polen y por lo tanto el riesgo de dispersión de polen está controlado. Este árbol se usará como “base” para hacer transgénicos sin riesgos de disperción asociados.

Sobre la muerte de las abejas la situación es clara: el CCD se describió antes del uso comercial de cultivos transgénicos y ha sido identificado en lugares donde jamás se han plantado cultivos transgénicos. Además, la última evidencia disponible apunta al uso de pesticidas y a un parásito como los causantes de la muerte de las abejas, y al síndrome de colapso de colonias.

5.- A pesar de que la cocción de alimentos, el proceso de digestión y toda una serie de barreras moleculares hacen casi imposible una “transferencia horizontal de genes” desde un organismo transgénico al ser humano, hay un estudio que cita la penetración de ADN foráneo (M13) en el torrente sanguíneo de ratones, alcanzando el núcleo de leucocitos, células del bazo e hígado, incluso el paso a través de la barrera placentaria a la descendencia; otro cita la sobrevivencia en el intestino humano del gen epsps de soya transgénica. ¿Casos como estos deberían preocuparnos por una posible transferencia de genes de resistencia en la macrobiota del suelo, animales de granja, o incluso en el ser humano generando problemas con antibióticos o patógenos de importancia clínica?

G.L: Hay una serie de imprecisiones en la pregunta. Nunca se ha detectado un gen que haya pasado íntegro desde un alimento transgénico. Se han detectado pedazos de DNA en las bacterias del intestino, lo que es muy diferente. En primer lugar, las bacterias son máquinas de incorporar DNA, por lo que no es un fenómeno que esté asociado a los cultivos trangénicos. En segundo lugar, un trozo de DNA no sirve para nada. Debe estar íntegro y además poseer o adquirir secuencias regulatorias. De hecho, desde el punto de vista molecular, esta preocupación no tiene fundamento: si te comes una ensalada con pollo te comes el genoma de la lechuga, el tomate, el choclo y el pollo. Todo lo que nos comemos tiene genoma y los genes de nuestra comida –que hemos comido por miles de años- nunca han pasado a nuestro genoma. Los transgenes no son diferentes de los genes de la comida ¿Por qué suponer que hay un riesgo mayor a que ocurra transferencia horizontal de genes? No tiene sentido.

6.- Los activistas anti-OGM han listado algunas enfermedades de importancia supuestamente causadas por transgénicos y herbicidas/pesticidas asociados. Se incluye por ejemplo, el aumento explosivo de enfermedades congénitas en Sudamérica; la presencia de pesticidas en la sangre de mujeres embarazadas; efectos sobre el control del ciclo celular; alergias en ratones y riesgo potencial en humanos; alteraciones hepáticas, mayor mortalidad, cambios testiculares/espermáticos, y alteraciones embrionales en ratones; entre otros. ¿Qué hay de real en todo esto? ¿Hay estudios que avalen la seguridad de los transgénicos para la salud humana a corto y largo plazo?

G.L: Todos los estudios de bioseguridad se hacen con animales –principalmente ratas y ratones, debido a la similitud con el metabolismo humano – y se hacen ensayos de alimentación, normalmente durante 90 días (un ratón vive dos años). Se ha propuesto que los ensayos sean como los de los fármacos, es decir, con voluntarios humanos pagados.

Los estudios que se mencionan son los únicos que “demuestran” daño, están publicados y existen. Han sido usados extensivamente como pruebas del daño de los cultivos transgénicos y los alimentos derivados de ellos. Sin embargo, hay que leer esos artículos para darse cuenta de los graves problemas que tienen. Por ejemplo, uno de estos trabajos donde se describen “cambios en parámetros hepáticos y renales” (nunca se mostró disfunción renal o hepática) muestra efectivamente cambios en parámetros hepáticos: ratones alimentados con dieta sin transgénicos, con un 11% de transgénicos y con un 33% de transgénicos fueron comparados en varios parámetros fisiológicos. Los autores del trabajo encontraron que a los ratones alimentados con 11% de transgénicos les subía un parámetro fisiológico en un 10%…el mismo parámetro, sin embargo, bajaba un 5% con dieta de un 33% de transgénicos. ¿Se puede atribuir este cambio a la dieta? NO ¿Por qué? Porque no hay correlación: si fuera verdad que la dieta con transgénicos hizo subir x parámetro, entonces al subir la cantidad de agente agresor (transgénico) este parámetro debería subir más, pero nunca caer.

Este tipo de estudios han sido usados para decir que los transgénicos “producen cambios en parámetros fisiológicos” y de ahí para decir que son dañinos, pero se omite el hecho que no existe correlación en los cambios detectados. De hecho, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha desacreditado en varias ocasiones estos trabajos, ya que se han empleado métodos estadísticos poco rigurosos para analizar los resultados. Lo mismo pasa con los estudios de los testículos: en un caso se describe aumento de la densidad de poros nucleares, en el otro, disminución. Además se usó una técnica histológica muy poco apropiada para medir este parámetro.

Lo de la toxina Bt en la sangre de las mujeres en Canadá fue ampliamente comentado en círculos académicos: se usó un test no validado, que no detecta la proteína completa y resulta a lo menos curioso que casi el 100% de las mujeres del estudio dieran positivo para la proteína bt. Lo más curioso es que los valores plasmáticos descritos por los autores están en muchos casos fuera del límite de detección del método usado y si se extrapola la cantidad de toxina hallada en la sangre con el volumen plasmático de las mujeres, supone un consumo de varios kilógramos de hojuelas de maíz transgénico, uno de los pocos productos para consumo humano que podrían contener a la proteína Bt. Y por cierto, más allá de la supuesta detección de la proteína Bt, queda la pregunta: ¿Cuál es el significado biológico de esto? Las proteínas Bt se han usado en los últimos 60 años como biopesticidas, por lo que llevamos 60 años comiéndonos esas proteínas. De hecho, es uno de los productos autorizados para ser usados en la agricultura orgánica.

Algunas aplicaciones médicas en alimentos transgénicos: (Arriba) Trigo apto para enfermos celiacos – CSIC, España 2011. (Abajo) Taliglucerasa alfa producida en zanahorias para enfermedad de gaucher- Protalix, 2011

7.- En Europa existe una oposición social marcada contra los transgénicos; incluso países como Austria, Alemania, Francia y Polonia han prohibido su cultivo. ¿A qué se debe tal rechazo? ¿Tiene relación con algún posible riesgo agrícola o sanitario?

G.L: En 2010 tuve la oportunidad de conversar con varios académicos europeos en un congreso científico realizado en Reino Unido y todos coinciden en dos cosas: la aposición a los transgénicos en Europa tiene un origen político y los científicos han fallado en informar de manera clara a la población. La oposición a los transgénicos tiene profundas raíces ideológicas, que apuntan al rechazo del ala más radical de Greenpeace a las empresas agrícolas y su rol en la agricultura. Resulta difícil ganar adeptos en esta causa cuando las ideologías de la gente no tienen por qué ser similares en cuanto a la participación de empresas en la agricultura. Sin embargo, sí resulta fácil conseguir apoyo cuando convences a la gente de que los trangénicos son dañinos: independientemente de tu posición política, nadie quiere alimentar a su familia con un producto potencialmente peligroso.

8.- Por tu rubro académico e intereses en este tema, me imagino que ya has visto el polémico documental “El Mundo según Monsanto” de Marie Monique Robin, muy difundido por los activistas anti-OMG. A pesar de que las respuestas anteriores se refieren a varias dudas y miedos creados por tal reportaje, en este también se habla de un pasado (y presente) bastante oscuro ligado a la multinacional Monsanto. Por ejemplo, la contaminación de PCB en la zona de Alabama, el agente naranja en la guerra de Vietnam, la producción de hormona de crecimiento bovina (prohibida en Europa y Canadá), la toxicidad del herbicida Roundup, demandas a agricultores por encontrar semillas transgénicas plantadas en sus cultivos, y toda una serie de entrevistas a políticos y científicos que dan a Monsanto un estatus de “corrupta” y “monopólica” por los mecanismos utilizados para lograr la autorización y masificación de sus productos. ¿Qué opinas sobre esta empresa y el controvertido documental?

G.L: Por mi posición de académico, no me informo con documentales: para eso están las publicaciones con peer review. Leo literatura científica que ha pasado por comités editoriales. El peligro de los documentales es que nadie los revisa y yo puedo poner lo que se me dé la gana ¿ejemplos? La famosa historia del pobre agricultor demandado por una empresa por tener “unas pocas plantas transgénicas” que llegaron ahí “por error” es totalmente falsa. Cuando me comentaron esta historia yo hice lo que todo el mundo debería hacer: averiguar más al respecto e ir a las fuentes. Buscando, logré dar con el fallo de la corte suprema de Canadá sobre este caso y la historia no era como se contaba: este agricultor sospechaba que en la parte de su terreno que colindaba con un camino por donde pasaban camiones con semillas del campo vecino –que era transgénico- habían caído semillas y que esas plantas eran transgénicas. Para probarlo, este señor roció el campo de canola en ese sector con glifosato. Efectivamente encontró una franja de plantas resistentes a la orilla del camino, que eran transgénicas. Por lo tanto, este señor mandó a cosechar las semillas de esas plantas por separado, las almacenó y al año siguiente sembró 4 kilómetros cuadrados con esas semillas. Por eso lo demandaron. El juicio lo perdió la empresa, ya que el juez consideró que el agricultor, al no usar el glifosato para el cultivo de la canola (solo le interesaba la semilla de mejor calidad) no hizo uso de la tecnología, por lo que no debía indemnizar a la empresa.

El agente naranja es parte de un plan que fue usado durante la guerra de Vietnam para acabar con la selva: la idea era rociar diferentes herbicidas (cada uno venía en tambores pintados de color, de ahí el nombre del agente naranja) para lograr disminuir la espesura de la selva y permitir a la milicia estadounidense enfrentar mejor al Viet Cong. El agente naranja está formado por la mezcla de dos herbicidas: 2,4D y 2,4,5T. Ambos son muy poco tóxicos en humanos y no causan daño alguno. Sin embargo, durante la síntesis de 2,4,5T se produjeron de manera inadvertida pequeñas cantidades (60 ppm) de una sustancia extremadamente tóxica, llamada 2,3,7,8-tetraclorodibenzodioxina. Ésta se produjo como un contaminante al subir la temperatura en la planta de síntesis del 2,4,5T. Lamentablemente la aplicación del agente naranja –que era un herbicida inocuo para los humanos- produjo la muerte de 500 mil personas y daños en otras 500 mil por la presencia de la sustancia tóxica. Actualmente el 2,4,5T está prohibido en todo el mundo debido al riesgo de síntesis accidental de la sustancia tóxica.

Arriba: Se muestran las estructuras del 2, 4-D (ácido 2, 4-diclorofenoxiacético) y del 2, 4, 5-T (ácido 2, 4, 5-triclorofenoxiacético), ambos componentes por partes iguales del Agente Naranja. Abajo: Se muestran las estructuras del 2, 3, 7, 8-TCDD (2, 3, 7, 8-tetraclorodbenzodioxina) y de la n-fosfonometilglicina (Glifosato). Código de color: Negro=Carbono, Blanco=Hidrógeno, Rojo=Oxígeno, Verde=Cloro, Azul=Nitrógeno, Naranjo=Fósforo. (Fuente: El Agente Naranja)

9.- La cultura popular tiende cada vez más a dar preferencia a lo “orgánico” como algo más saludable y nutritivo que los cultivos convencionales o transgénicos. Nadie asegura que este tipo de agricultura sea siempre ambientalmente “sustentable”, ya que pueden no haber usado la tierra eficientemente, o los productos pueden haber sido transportados por largas distancias utilizando combustibles fósiles, haciéndolos menos frescos que la producción local y aumentando su precio. Sin embargo, en ausencia de pesticidas las plantas pueden generar niveles más altos de pesticidas naturales para su auto-defensa ¿Puede ser eso nocivo para nosotros? ¿Hay evidencia favorable o contraria de que estos productos son seguros y más nutritivos que los tradicionales?

G.L: La agricultura orgánica o ecológica –al igual que la agricultura convencional y la transgénica– es otra forma de agricultura. Personalmente, y luego de revisar la bibliografía, he llegado a la conclusión que nutricionalmente no son mejores que los cultivos convencionales y rinden en promedio un 25% menos que los cultivos convencionales. Y si fuera por dudas acerca de la seguridad, solo recordemos que el año pasado murieron 40 personas en Europa por comer comida orgánica (brotes de porotos) contaminados con una cepa de E. coli altamente peligrosa. En contraste, no hay reportes de que nadie haya sido dañado por comer alimentos transgénicos o alimentos derivados de transgénicos. No creo que los cultivos orgánicos sean malos, pero la gente debe tener claro que no son mejores y no son más seguros que los cultivos convencionales.

Por otro lado, lo que comentas sobre los pesticidas es bien interesante y casi nadie lo sabe: comemos muchos más pesticidas naturales que sintéticos. Un estudio del año 1990 demostró que el 99,99% de los pesticidas que un estadounidense promedio ingiere en la dieta corresponde a compuestos que las plantas producen de manera natural y que usan como pesticidas.

10.- El año 2011 hubo un gran rechazo social en Chile contra la aprobación de la UPOV-91 (que busca proteger los derechos intelectuales sobre la autoría de los vegetales genéticamente modificados) y ciertas leyes que permiten la liberación de los transgénicos en el mercado interno de nuestro país. Organizaciones opositoras como “Chile Sin Transgénicos” y “Greenpeace Chile”, además de varios políticos, argumentaban que tales cambios solo favorecerían económicamente a las grandes empresas dueñas de las semillas, y que tras una dominación del mercado podrían prácticamente “obligar” a los agricultores a comprar sus semillas sin posibilidad de guardarlas, intercambiarlas o venderlas. ¿Son beneficiosos o perjudiciales para Chile esos cambios legislativos? ¿Este rechazo ciudadano está basado en desconocimiento y populismo, en lugar de rigurosidad científica y protección al consumidor?

G.L: La UPOV91 no se refiere exclusivamente a los transgénicos. Recordemos que la UPOV anterior (de 1979) no incluía a los transgénicos ya que estos no existían. Esta nueva UPOV regula a todos los cultivos creados por breeding –que es casi todo lo que nos comemos- e incluye a los transgénicos. Eso no quiere decir que al aprobar la UPOV91 se autorice la liberación de transgénicos: Japón tiene una legislación similar a la nuestra en el tema de transgénicos y también firmó la UPOV91. Los agricultores compran las semillas que usan porque son de mejor calidad y ganan más dinero. Si un agricultor no ganara más dinero comprando la semilla, sencillamente no la compraría y usaría la semilla que ha guardado anteriormente. Las semillas que se venden son de muy buena calidad y son híbridas y la UPOV autoriza a guardar un porcentaje para resiembra. La generación de variedades es clave para la agricultura y el hecho de que Chile –país que produce y exporta una gran cantidad de productos agrícolas- haya aprobado la UPOV91 hace que al país puedan entrar nuevas variedades que están protegidas y, por lo tanto, mejorar la oferta. Recordemos que, por ejemplo, la fruta que Chile más vende es la uva Thomson seedless. Se llama así por que no tiene semilla y fue creada en USA. Chile debe pagar los derechos por vender esa uva y por lo tanto generar nuevas variedades es clave.

El ingreso al país de genomas nuevos y novedosos de fruta es clave para poder generar nuevas variedades, por eso es importante que hayamos firmado ese acuerdo. La firma del acuerdo no permite, como mucha gente ha especulado, “patentar” la papa chilota o la Araucaria: la UPOV explícitamente prohíbe la inscripción de plantas nativas, autóctonas o incluso conocidas.

Eso debería ayudar a reducir un poco el desconocimiento y la desconfianza que hay frente a los transgénicos.

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