En un convenio realizado entre el Instituto Penitenciario de Colombia (Inpec) y la Confraternidad Carcelaria de Colombia, las reclusas de la cárcel El Pedregal se volvieron conejillos de indias para probar la metodología Asociación de Protección y Asistencia a los Condenados (APAC), que pretende evitar la reincidencia.
Muy bien, ¿no? Pues no, de hecho el programa es una excusa -una más- que grupos cristianos han encontrado para convertir a más personas a su ridícula superstición:
Pues vaya forma de permitir el libre desarrollo de la personalidad - aprovechándose de la situación para adoctrinar a las reclusas en una religión. Porque eso es lo primero que a uno se le viene a la mente cuando piensa en cómo ayudar con la calidad de vida de los criminales en proceso de rehabilitación: que les inculquen una creencia irracional, sin evidencias que la apoyen y con tendencias al fascismo... ¡seguro que eso sale muy bien!
El cristianismo, tan inescrupuloso como siempre, preda de las personas que se encuentran en una situación de debilidad emocional, como cabe esperar de las reas de un cárcel. ¡Qué asco de gente!
Y por cierto, no estoy muy seguro de que el Inpec tenga permitido facilitar el adoctrinamiento de las personas que, precisamente, ¡tienen bajo su cuidado!
Muy bien, ¿no? Pues no, de hecho el programa es una excusa -una más- que grupos cristianos han encontrado para convertir a más personas a su ridícula superstición:
Este sistema aplicado en Costa Rica, Chile, Bolivia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Alemania y Noruega fue desarrollado en 1972 en Brasil por el abogado Mario Ottoboni y un grupo de amigos cristianos, bajo la filosofía "Matar el criminoso y salvar al hombre", y fue experimentado por primera vez en el estado Minas de Gerais....
"Se implementan acciones que permiten el libre desarrollo de la personalidad. Esto implica compromiso, estudio, trabajo, relaciones humanas, así como un acercamiento progresivo en la palabra con Dios", añadió Hernández....
Los principios de esta experiencia, que pretende transformar personas para que luego puedan volver a integrarse en la sociedad son: el trabajo, la religión, la asistencia jurídica y en salud, la valoración humana, el acompañamiento familiar, el mérito y la cercanía a Jesucristo.
Pues vaya forma de permitir el libre desarrollo de la personalidad - aprovechándose de la situación para adoctrinar a las reclusas en una religión. Porque eso es lo primero que a uno se le viene a la mente cuando piensa en cómo ayudar con la calidad de vida de los criminales en proceso de rehabilitación: que les inculquen una creencia irracional, sin evidencias que la apoyen y con tendencias al fascismo... ¡seguro que eso sale muy bien!
El cristianismo, tan inescrupuloso como siempre, preda de las personas que se encuentran en una situación de debilidad emocional, como cabe esperar de las reas de un cárcel. ¡Qué asco de gente!
Y por cierto, no estoy muy seguro de que el Inpec tenga permitido facilitar el adoctrinamiento de las personas que, precisamente, ¡tienen bajo su cuidado!
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