Felipe Zuleta debe estar que no se cambia por nadie.
Primero hizo una absurda pataleta para defender la publicidad engañosa del Revertrex. Después empezó una cruzada jurídica contra el Superintendente que está haciendo su trabajo -¡¡que es proteger a los consumidores!!- (todo esto, recordemos, sin dar una sola explicación de por qué defiende una estafa de proporciones épicas). Luego se le unió para robar cámara el impresentable de Jaime Lombana.
Y ahora a este reparto de desabridos se ha sumado Amparo Grisales, la imagen del producto:
A ver, si ella decidió ser la imagen de un producto que se promocionaba haciendo afirmaciones fantásticas, que no tienen ninguna evidencia que las respalde, como que decidió libre y voluntariamente ser la imagen de un producto milagro que se vale de la publicidad engañosa para incrementar sus ventas.
Así que si su imagen se vio afectada de alguna manera, eso resulta justo y necesario. Las personas no sólo tienen derecho al buen nombre. Tienen que vivir con la responsabilidad de sus actos y si Amparo Grisales decidió que quería recibir ingresos de la venta de un producto que afirma violar las leyes naturales sin aportar ninguna prueba fehaciente de eso, pues ahora tiene que vivir con la responsabilidad de que su imagen no sea la mejor. ¿Qué quería? ¿Que no se dijera nada malo de ella? ¿Lucrarse a costa de personas incautas y sin ninguna consecuencia? ¿Que por ser famosa su imagen se encuentre blindada de la mala publicidad, producto de sus malas decisiones?
Primero hizo una absurda pataleta para defender la publicidad engañosa del Revertrex. Después empezó una cruzada jurídica contra el Superintendente que está haciendo su trabajo -¡¡que es proteger a los consumidores!!- (todo esto, recordemos, sin dar una sola explicación de por qué defiende una estafa de proporciones épicas). Luego se le unió para robar cámara el impresentable de Jaime Lombana.
Y ahora a este reparto de desabridos se ha sumado Amparo Grisales, la imagen del producto:
La actriz considera que el Superintendente pisoteó su imagen cuando aseguró que hubo de por medio una publicidad engañosa. Quienes han hablado con la actriz, acostumbrada a lidiar con las críticas, aseguran que jamás se había sentido tan mal.
Otro de los argumentos para que Grisales y sus abogados denuncien al alto funcionario radica en el hecho de que ella jamás dijo que Revertrex retardaba el envejecimiento.
A ver, si ella decidió ser la imagen de un producto que se promocionaba haciendo afirmaciones fantásticas, que no tienen ninguna evidencia que las respalde, como que decidió libre y voluntariamente ser la imagen de un producto milagro que se vale de la publicidad engañosa para incrementar sus ventas.
Así que si su imagen se vio afectada de alguna manera, eso resulta justo y necesario. Las personas no sólo tienen derecho al buen nombre. Tienen que vivir con la responsabilidad de sus actos y si Amparo Grisales decidió que quería recibir ingresos de la venta de un producto que afirma violar las leyes naturales sin aportar ninguna prueba fehaciente de eso, pues ahora tiene que vivir con la responsabilidad de que su imagen no sea la mejor. ¿Qué quería? ¿Que no se dijera nada malo de ella? ¿Lucrarse a costa de personas incautas y sin ninguna consecuencia? ¿Que por ser famosa su imagen se encuentre blindada de la mala publicidad, producto de sus malas decisiones?
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