martes, 1 de noviembre de 2011

Greenpeace lo ha vuelto a hacer: se opone a la Ciencia

¿Alguien sabe qué arruina el 20% de los cultivos de papa en el mundo? El tizón tardío, enfermedad provocada por el hongo Phytophthora infestans (causante de la hambruna en Irlanda entre 1845 y 1849).

Afortunadamente BASF, la mayor empresa química en el mundo, desarrolló la papa Fortuna, que fue modificada genéticamente para resistir el tizón tardío. A pesar de que a esta papa todavía le queda un tortuoso camino burocrático por recorrer, ahora se encuentra con otro obstáculo - la obtusa oposición de Greenpeace:

Juan Felipe Carrasco, portavoz de Greenpeace, cree que el caso de la patata Fortuna es "especialmente grave" al tratarse de un producto para consumo humano, cuyos efectos para la salud podrían ser "irreversibles".

Eso es ignorancia en su más puro estado. Hasta el Ministerio [español] de Medio Ambiente ha repetido: "no existe ningún estudio científico que demuestre que estos alimentos sean perjudiciales para la salud".

Vaya uno a explicarle ese concepto tan sencillo de que su afirmación carece de evidencia empírica que la respalde, a Juan Felipe Carrasco o cualquiera de los seguidores del grupo pseudoambientalista.

(dato: Mauricio-José Schwarz)

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