Tal como lo venía advirtiendo y al igual que con cualquier otra cosa que digan las Farc, la promesa que habían hecho de no volver a secuestrar era una mentira del tamaño de un castillo, como lo vino a poner de manifiesto el secuestro del periodista francés Roméo Langlois, del canal France 24 y del periódico Le Figaro.
Y es reconfortante saber que el Gobierno se mantiene en la negativa de negociar con terroristas , tal como debe ser:
A excepción de lo del rescate (o mejor, no-rescate), ojalá tuvieran esta declaración enmarcada en todas las dependencias del Ejecutivo y recurrieran a ella siempre. Es un buen lugar y una postura racional desde la cual partir para proponer soluciones al conflicto: no se negocia con terroristas, nunca, bajo ninguna circunstancia.
O para ponerlo en el lenguaje del presidente Juan Manuel Santos: la "llave del diálogo" que tiene en su bolsillo es para triturarla, volverla polvo, tragarse la mitad y echar el resto al mar.
Y es reconfortante saber que el Gobierno se mantiene en la negativa de negociar con terroristas , tal como debe ser:
Luego de que la guerrilla de las Farc planteara condiciones para liberar al periodista francés, Roméo Langlois, el ministro de Defensa señaló que el gobierno no va a negociar con criminales y reiteró que no se está planeando ningún tipo de operativo de rescate.
“Esa organización criminal que actúa con actividades terroristas, de narcotráfico, reclutamiento de menores, no puede de ninguna manera venir a establecer condiciones de ningún tipo. El Gobierno Nacional no puede polemizar con criminales y esa es una postura que el país entiende y creo que está de acuerdo”, dijo el ministro Juan Carlos Pinzón.
A excepción de lo del rescate (o mejor, no-rescate), ojalá tuvieran esta declaración enmarcada en todas las dependencias del Ejecutivo y recurrieran a ella siempre. Es un buen lugar y una postura racional desde la cual partir para proponer soluciones al conflicto: no se negocia con terroristas, nunca, bajo ninguna circunstancia.
O para ponerlo en el lenguaje del presidente Juan Manuel Santos: la "llave del diálogo" que tiene en su bolsillo es para triturarla, volverla polvo, tragarse la mitad y echar el resto al mar.
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