Al parecer, en México están discutiendo cómo censurar publicidad que no sea lo suficiente políticamente correcta y que "denigre" de la mujer.
Merry tiene un muy buen post abordando precisamente este tema:
Me parece que este tipo de "soluciones" realmente no solucionan nada.
Como ya lo he expresado con anterioridad, los medios de comunicación no nos manipulan, ni nos dicen cómo comportarnos. Por el contrario, sirven como reflejo de la sociedad y en esa medida, si se quiere acabar con el sexismo en la publicidad, lo mejor que podría hacer un órgano legislativo sería proponer medidas que lleven a un cambio cultural, que eventualmente se terminará reflejando en la publicidad.
Si las personas han educado sus gustos para rechazar la discriminación en razón del sexo, la publicidad que recurre a estereotipos así terminará por desaparecer.
También creo que cabe decir que comparto el punto de vista de Merry, en cuanto a qué se entiende por "denigrar" de la mujer, puesto que en ningún momento me parece que el hecho de tener un cuerpo voluptuoso sea algo que denigre de ellas, a diferencia de las protagonistas de culebrón... que ni para qué hablar.
Merry tiene un muy buen post abordando precisamente este tema:
Lo que yo cuestionaría es qué criterios se usarían para decir qué denigra y qué no a la mujer, pues, en mi humilde punto de vista, cualquier papel de novela de televisa, (esa mujer virgen que llora porque todos la desprecian por ser pobre y le reza a la virgencita por una mejor vida -que usualmente le llega cuando se liga al más guapetón del pueblo que, ¡oh sorpresa, es multimillonario!-), es más denigrante que el que haría una mujer en un anuncio de Axe....
Por otro lado, sería bueno también que se regularan los anuncios para que no fueran ofensivos ante ningún sexo. Para muestra (y horror), los anuncios de esa fragancia con feromonas que dice libremente “domestica a tu hombre”, como si fueran burdos animales de los que te puedes aprovechar.
En el primero la mujer le dice a su pareja que vendió todas sus cosas para comprarse unos zapatos mientras el hombre limpia el baño. En el segundo la mujer, desde su “noche de antro” le dice a su pareja que no la moleste y que le de al perro la comida que con tanto amor éste le había preparado. En ambos la mujer se muestra arrogante, prepotente, mientras el hombre, sumiso y amable sigue haciendo todo lo que ella le dice.
Y digan que lo tome con humor, pero, pongámonos al revés. Qué tal que fueran las mujeres las que se mostraran limpiando la casa y haciendo una rica cena y el hombre fuera el que las despreciara. No me quiero imaginar cuántas protestas ya se habrían hecho.
Claro que la mujer merece respeto y debe cuidar la imagen que dan en los medios, claro que hay que deshacernos del estereotipo de ama de casa feliz y sumisa de los 50s, claro que hay que dejar de juzgar a la mujer por su vestuario, claro que hay que enseñar a nuestros hijos que las labores del hogar son para ambos géneros y que puedes ser carpintero, astronauta, policía o cocinero siendo del sexo que seas. Pero, ¿queremos ahora que sea al revés? ¿Que ahora sean las mujeres las que tratan con desprecio a los hombres? ¿Que sea normal que una mujer vea como inferiores a sus compañeros del sexo opuesto?
Me parece que este tipo de "soluciones" realmente no solucionan nada.
Como ya lo he expresado con anterioridad, los medios de comunicación no nos manipulan, ni nos dicen cómo comportarnos. Por el contrario, sirven como reflejo de la sociedad y en esa medida, si se quiere acabar con el sexismo en la publicidad, lo mejor que podría hacer un órgano legislativo sería proponer medidas que lleven a un cambio cultural, que eventualmente se terminará reflejando en la publicidad.
Si las personas han educado sus gustos para rechazar la discriminación en razón del sexo, la publicidad que recurre a estereotipos así terminará por desaparecer.
También creo que cabe decir que comparto el punto de vista de Merry, en cuanto a qué se entiende por "denigrar" de la mujer, puesto que en ningún momento me parece que el hecho de tener un cuerpo voluptuoso sea algo que denigre de ellas, a diferencia de las protagonistas de culebrón... que ni para qué hablar.
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