jueves, 9 de agosto de 2012

Disculpas aceptadas

La presencia que Ateos de Bogotá hizo en Bogotá Gospel para defender el Estado laico sigue dando de qué hablar.

Por ejemplo, Germán Garavito, un blogger cristiano, nos ha presentado disculpas a mí y a mis amigos activistas por la forma en que fuimos tratados por sus correligionarios:

En este momento, me duele el corazón, pues nuestro objetivo como cristianos es netamente acercar a todos aquellos que no conocen de nuestras creencias; con cualquier tipo de estrategia, artes, música, palabras y más, con un testimonio de vida que motive a los que nos rodean a buscar.

Creo que en lugar de acercar hemos espantado, hemos sacado corriendo a un grupo de intelectuales, que en medio de su razón, consideran que no es necesario aferrarse a Dios y menos después de que sus representantes están llenos de actitudes que en nada se asemejan al Jesús que proclaman.

Esto ha generado un poco de controversia dentro de la comunidad atea, porque unos critican la necesidad de convertirnos.

En lo personal, aunque la actitud de buscar convertirnos me molesta, creo que es su derecho y me parece que eso hace parte de la vida cristiana, además de ser como funciona el libre mercado de las ideas. Pero aquí hay algo más importante. Germán empezó su post aclarando que el privilegio del que goza su religión es inconstitucional:

Según las autoridades locales, el pasado domingo, en el marco del Festival de Verano que anualmente celebra el cumpleaños de la Capital colombiana, más de 40.000 personas se dieron cita en el Parque Metropolitano Simón Bolívar, para exaltar las bondades de Dios, basados en la doctrina bíblica.

Este hecho, trajo consigo la reacción de un grupo de jóvenes que consideran que no existe igualdad entre las formas de creer, lo cual es un hecho netamente inconstitucional. El meollo del asunto está relacionado con la manera como el gobierno local, usa los recursos del Estado para entregar un espacio a un culto definido, dejando de lado a las demás expresiones de fe, en la máxima celebración de la ciudad.

Y luego el propio Germán me confirmó que él renuncia al privilegio religioso del que gozan sus creencias:



Ahora bien, entre que él tenga sus creencias no basadas en la evidencia y las promueva con su tiempo libre y su propio dinero, o que las financie con dinero de los contribuyentes, yo me quedo con la primera opción.

Aquí tenemos a un aliado en la defensa del Estado laico, alguien que entiende que así como nadie debería imponerle a él creencias, él no debe aprovecharse para hacerlo y reconoce los mismos derechos para sus conciudadanos.

Para mí, Germán ha hecho más por una sociedad más igualitaria, justa y equitativa, que todos esos ateos relativistas culturales, liberales y pseudoprogresistas que defendieron el desperdicio de dinero de los contribuyentes en el trato preferencial y privilegiado de una superstición, por encima de las demás y de la no-creencia.

Así nuestras creencia y descreencia sean contrarias, prefiero trabajar con él que con las personas con las que supuestamente comparto la descreencia pero que pretenden perpetuar el privilegio religioso.

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