La semana pasada, el pastor Charles Worley hizo un llamado para que se pusiera a los homosexuales detrás de cercas electrificadas y se les dejara morir de hambre. Claro, la Biblia lo dice.
Ahora, el columnista Juan Carlos Botero retoma el caso y dice que el problema no está con leer la Biblia y creer que es de inspiración divina, sino con hacerlo de manera literal. Su planteamiento genera ciertos cuestionamientos:
Sería fácil descartar esta virulencia como el delirio de un fanático, alejado del auténtico espíritu cristiano. Pero el fenómeno es recurrente, y viene de leer la Biblia en forma literal. Lo he dicho antes: una cosa es acudir al Libro Sagrado como apoyo espiritual y otra muy distinta es seguir, al pie de la letra, un texto escrito en el desierto hace tres mil años. Más aún: quien lo haga hoy en día acabará actuando, tarde o temprano, en contra de la palabra de Dios.
A ver si entiendo: la Biblia es la palabra de dios, pero... ¿leerla de manera literal va en contra de la palabra de dios? ¿Entonces cuál es la palabra de dios? ¿De qué manera se puede recurrir a la Biblia, como "apoyo espiritual" (lo que sea que eso signifique) y seguir siendo fiel a "la palabra de dios", si todo queda sujeto a la interpretación?
Siguiendo este orden de ideas, ¿cuál es la interpretación metafórica correcta, que se ajusta a la palabra de dios? ¿Por qué esa sí y no cualquier otra?
Botero no ahonda en estas cuestiones para no mojarse, porque eventualmente le tocaría admitir que ese manual de malas costumbres, escrito por semianalfabetos e ignorantes pastores de cabras de la Edad de Bronce, realmente no es más que la versión de la época de la urbanidad de Carreño, que ya ha sido superada por la ética occidental.
El problema con la Biblia no es que sea leída o no de manera literal. El problema es que sea vista como algo más que un libro en el que se almacenan mitos y costumbres de una época, afortunadamente, ya superada. Decir que sirve como "apoyo espiritual" (?) es mantener una creencia irracional e ir a soportarla con ese compendio de barbarie humana.
Y ese es el problema con la Biblia: es el soporte de creencias irracionales, no basadas en la evidencia sino en la arraigada necesidad de creer. Y las creencias irracionales llevan a las personas a cometer estupideces, a hacer cosas irracionales y poner en peligro a otras personas - como lo hizo el pastor Charles Worley cuando pidió que se encerrara en campos de concentración a los homosexuales y fue secundado por su feligresía.
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