lunes, 24 de octubre de 2011

Gracias a la religión, los locos son cuerdos y viceversa

La hipótesis religiosa ha dado al traste con el razonamiento - el buen razonamiento.

La siguiente historia es un perfecto ejemplo de eso.

Resulta que un buen hombre quemó una biblia y tuvo la osadía de preguntarle al Papa Nazi dónde estaba Jesús y así es como termina la historia:

Al parecer tiene problemas mentales, lo que lo lleva a hacer escándalos de esta magnitud, pero al final fue arrestado por las autoridades que protegen El Vaticano.

Vamos a recapitular.

Alguien quema un asqueroso y repugnante libro donde se promueven la discriminación, los genocidios, el racismo, el machismo y la intolerancia.

Además de esto inquiere a un protector de pederastas cuyos esbirros creen en partos virginales, serpientes parlantes, mujeres-costilla, que se puede caminar sobre el agua, que un hombre puede vivir tres días en el estómago de una ballena y muchísimas sandeces más, que suponen que eso los faculta como moralmente superiores.

La pregunta específicamente era en dónde se encuentra el zombie judío que este grupúsculo de impresentables creen que es su salvador.

Y resulta que el loco es el hombre que pregunta.

Definitivamente la religión envenena todo lo que toca.

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