Debo admitir que el pseudofeminismo antisensualidad tiene algo de trasfondo ideológico. Es falaz, pero al menos pone la ideología por delante.
Es diferente con la discriminación positiva, que consiste en creer que porque alguien hace parte de una minoría (o un grupo social históricamente discriminado), entonces ese alguien está por encima de las leyes o debe ser tratado con una condescendiente deferencia. Eso no es igualdad, y tampoco es positivo.
Y así como hay mujeres muy inteligentes, a las que admiro, también las hay idiotas, como la autora de esta carta de la lectora Ana María Córdoba a El Espectador:
A ver, a cualquier persona que sea nombrada en un puesto sin cumplir con los requisitos de ley, no puede ocupar ese puesto, sea hombre o mujer. ¡Bienvenida al estado social de derecho!
Que alguien sea muy bueno en lo que hace (que no afirmo que así haya sido la gestión de Morales), no lo hace ni perfecto ni lo exime de crítica. Se pueden equivocar y es justo y necesario señalar y criticar esos errores.
Claaaaaro, porque no estar de acuerdo con la Fiscal General de la Nación y expresarlo es lo mismo que coger a puñetazos a una mujer.
¿De qué habla esta señora? ¿Les aguaron la fiesta? A Viviane Morales no la irrespetaron por ser mujer. Ni siquiera la irrespetaron. La sacaron de su prestigioso cargo porque su nombramiento no cumplió los requisitos de ley.
Afortunadamente hay mujeres que no demuestran solidaridad de sexo (¡joder, que decir solidaridad "de género" es violencia de género!) sino independencia y facultades críticas a la hora de juzgar un hecho. La solidaridad por compartir la composición cromosómica es un insulto a la inteligencia de cualquier ser humano y hacerlo en nombre del feminismo es una ofensa a todas las mujeres.
Sobre los asuntos de la "intimidad del corazón", lo siento, pero si Morales se enamoró de un criminal condenado y decidió involucrarse sentimientalmente con él, eso no borra sus delitos.
Es diferente con la discriminación positiva, que consiste en creer que porque alguien hace parte de una minoría (o un grupo social históricamente discriminado), entonces ese alguien está por encima de las leyes o debe ser tratado con una condescendiente deferencia. Eso no es igualdad, y tampoco es positivo.
Y así como hay mujeres muy inteligentes, a las que admiro, también las hay idiotas, como la autora de esta carta de la lectora Ana María Córdoba a El Espectador:
El tema que acaparó la atención fue la declaratoria de nulidad de la elección de la fiscal, Viviane Morales, una mujer que alcanzó tan alta distinción después de una trayectoria profesional ejemplar, valiente y decidida. Por tanto, día a día respondía a las expectativas sobre alguna determinación de fondo del ente investigador con toda la transparencia que le fue posible.
No obstante, algunos sectores de la sociedad se estrellaron contra ella y uno no deja de inquietarse si es por su condición de mujer; como lo dijo Clara López Obregón: “esto a un hombre no le habría pasado”, envidia por su inteligencia y agilidad, o quién sabe por qué. En todo este episodio fue triste descubrir que otras mujeres, igualmente inteligentes, brillantes, conocidas y reconocidas en el país, formaron parte de ese coro ignominioso que contribuyó con uno y otro argumento a que pasara lo que pasó. Quizás ahora se sientan “plenas” María Isabel Rueda, María Jimena Duzán y María Elvira Samper —y había más—.
A ver, a cualquier persona que sea nombrada en un puesto sin cumplir con los requisitos de ley, no puede ocupar ese puesto, sea hombre o mujer. ¡Bienvenida al estado social de derecho!
Que alguien sea muy bueno en lo que hace (que no afirmo que así haya sido la gestión de Morales), no lo hace ni perfecto ni lo exime de crítica. Se pueden equivocar y es justo y necesario señalar y criticar esos errores.
Y entre los hombres que se sobrepasaron en sus diferentes apreciaciones, lo que nos demuestran es su inevitable machismo disfrazado de intelectualidad y respetabilidad, en el fondo tan temibles como los que se portan a lo Bolillo.
Claaaaaro, porque no estar de acuerdo con la Fiscal General de la Nación y expresarlo es lo mismo que coger a puñetazos a una mujer.
Mi inquietud obedece a la proximidad del Día de la Mujer. A muchas mujeres nos aguaron la fiesta. ¿Qué sentido tiene entonces la festividad del 8 de marzo, si en nuestras narices irrespetan a una mujer de prestigio y muchas mujeres tampoco demuestran solidaridad de género en asuntos de la intimidad del corazón?
¿De qué habla esta señora? ¿Les aguaron la fiesta? A Viviane Morales no la irrespetaron por ser mujer. Ni siquiera la irrespetaron. La sacaron de su prestigioso cargo porque su nombramiento no cumplió los requisitos de ley.
Afortunadamente hay mujeres que no demuestran solidaridad de sexo (¡joder, que decir solidaridad "de género" es violencia de género!) sino independencia y facultades críticas a la hora de juzgar un hecho. La solidaridad por compartir la composición cromosómica es un insulto a la inteligencia de cualquier ser humano y hacerlo en nombre del feminismo es una ofensa a todas las mujeres.
Sobre los asuntos de la "intimidad del corazón", lo siento, pero si Morales se enamoró de un criminal condenado y decidió involucrarse sentimientalmente con él, eso no borra sus delitos.
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