Una de las desgracias de vivir en una republiqueta bananera, como Colombia, es que constantemente uno se encuentra con estupideces de todos los tamaños.
Las peores son cuando se perpetúa la discriminación y el órgano encargado de aplicar y defender una Constitución incluyente, no lo hace y además se lava las manos:
Porque defender una construcción social que resulta ser una institución arcaica que supone privilegios para los que hacen parte de ella, es más importante que la igualdad de todas las personas, sin importar sus preferencias sexuales.
Qué asco de Corte Constitucional, que dejó ir la posibilidad de que Colombia ingresara por la puerta grande al grupo de aquellos países que no discriminan según la preferencia sexual, ni siquiera porque la mayoría de sus ciudadanos adscriba a una estúpida superstición que lo prohíbe.
Esta será por siempre Colombia, Banana Republic.
Las peores son cuando se perpetúa la discriminación y el órgano encargado de aplicar y defender una Constitución incluyente, no lo hace y además se lava las manos:
La Corte determinó que si al 20 de julio de 2013 las parejas del mismo sexo no son cobijadas por una nueva normatividad civil que les permita hacerse a gran parte de los derechos de los que ya gozan los matrimonios heterosexuales, las primeras tendrán la libertad de acudir a una Notaría para formalizar su unión civil, pero a través de una figura distinta a la del matrimonio.
Para la corporación, es necesario crear una figura especial que no vaya en detrimento de la concepción de la familia surgida a partir del matrimonio y que está consagrada en el Código Civil y en la Constitución como la unión entre un hombre y una mujer.
Porque defender una construcción social que resulta ser una institución arcaica que supone privilegios para los que hacen parte de ella, es más importante que la igualdad de todas las personas, sin importar sus preferencias sexuales.
Qué asco de Corte Constitucional, que dejó ir la posibilidad de que Colombia ingresara por la puerta grande al grupo de aquellos países que no discriminan según la preferencia sexual, ni siquiera porque la mayoría de sus ciudadanos adscriba a una estúpida superstición que lo prohíbe.
Esta será por siempre Colombia, Banana Republic.
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