miércoles, 13 de julio de 2011

Testimonio de víctima del Tarotismo


Muchas han sido las víctimas de ese delirio cultural masivo que afirma que la posición del Sol en relación con constelaciones arbitrariamente seleccionadas, en el momento de su nacimiento afecta de alguna manera su personalidad.

Este es el testimonio de una de ellas:

Vengo de una familia de escépticos por el esoterismo, la adivinación y las cosas paranormales, así que a todos se les hizo raro que yo acabara enganchada a una tarotista. La conocí por casualidad hace unos años, cuando acompañé a una amiga a una consulta con ella, porque andaba en problemas con el esposo.

Y esta señora, que también 'hablaba' con los espíritus, me ofreció hacerme una lectura de cartas... Acepté, movida por la curiosidad. En esa primera cita ella me puso un vaso de agua delante, hizo un rezo en voz baja con los ojos cerrados, y éste se llenó de burbujas; después ella me aseguró, con cara de acontecimiento, que eso era malo, y tras 'preguntarles a los espíritus' me dijo que tenía enemigos en mi trabajo, que me tenían envidia y que estaban buscando 'hacerme el cajón'.

No hubiera pasado nada, si no es porque lo que me dijo coincidió con una reestructuración que se venía en la empresa. Yo me asusté. Ella me pidió los nombres de mis compañeros de oficina, escogió unos y me dijo que por 350 mil pesos podía 'trabajarlos' para neutralizar sus malas energías hacia mí. No sabría decir por qué, pero le creí y, claro, le pagué para que empezara a 'trabajar'.

Pese a que vinieron los cambios anunciados en la empresa, estaba tranquila, porque tenía la sensación de que, a través de ella, tenía una protección adicional, espiritual. Seguí en mi trabajo.

Volví a consultarla luego, con cualquier pretexto: para planear cosas, para averiguar por el futuro, para resolver otros problemas; hacía riegos en mi casa, rezos y baños, todo según sus instrucciones...

La consultaba para todo. Sentía que era mi amiga y mi guía, y que de verdad quería ayudarme. Así que ella me llamaba con el cuento de que necesitaba que le consignara plata para 'materiales': velones, esencias, talismanes, sales. Y yo se la daba. Le pagaba y le pagaba.

Iba cada semana a su casa hasta que empecé a tener serios problemas con mi novio por eso, y no porque él se opusiera, es más, ni sabía que yo andaba en esas.

Lo que pasa es que un día la tarotista empezó a lanzarme frases como "él te oculta algo", "veo a una mujer de pelo castaño siempre junto a él" o "es probable que otra lo esté 'trabajando'"... Y yo le creía.
Me moría de celos, de rabia; vigilaba su comportamiento, sus reacciones, sus cambios. Le montaba unas peleas terribles, ¡por nada! Y para tratar de resolver los líos con él, pues le pagaba más tratamientos a la señora ésta, era como un círculo vicioso.

Le conté lo que me estaba pasando a una amiga, que es psicóloga. Fue ella la que me zarandeó, la que me ayudó a abrir los ojos. Me hizo ver que estaba dejando que una tarotista controlara mi vida y que, encima, le pagaba por eso.

Entendí que los problemas con mi novio estaban en mi cabeza. Me propuse no gastarle un peso más a eso. Fue duro al comienzo, pues me sentía desprotegida sin la tarotista 'moviendo' las energías del universo por mí. Pero poco a poco retomé el control de mi vida.

Ahora asumo las cosas como tienen que venir y atribuyo lo bueno, lo regular o lo malo que me pasa a mis propias acciones e incluso a las de los demás. ¿Por qué no? Somos seres humanos... ¡Ya no leo ni el horóscopo!.

Espero que esto sirva para prevenir a alguien más de no creerse que la forma de repartir unas cartas puede predecir el futuro, explicar el presente o acertar el pasado. De ser así, los magos serían los dueños del universo.

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