Geert Wilders fue declarado inocente el pasado 23 de Junio. Al día siguiente, el representante por el Partido de la Libertad publicó esta defensa del discurso "ofensivo":
Coincido en esto con Wilders: el discurso por muy "ofensivo" que pueda ser, se tiene que permitir. Herir los sentimientos de lo demás, cuando ofenderse se ha vuelto su especialidad, es problema de ellos.
Ayer fue un día hermoso para la libertad de expresión en Holanda. Un tribunal de de Ámsterdam me absolvió de todos los cargos de incitación al odio después de un calvario legal que duró casi dos años. Ayer, los holandeses se enteraron de que el debate político no ha sido abolido en su país. Se enteraron de que todavía se les permite hablar críticamente sobre el islam y que la resistencia contra la islamización no es un delito.
Fui llevado a juicio a pesar de ser un político electo y el líder del tercer partido más grande del parlamento holandés. No fui juzgado por cualquier cosa que hubiera hecho, sino por lo que había dicho. Mi punto de vista sobre el islam es que no es tanto una religión sino una ideología política totalitaria con elementos religiosos. Si bien hay muchos musulmanes moderados, la ideología política del islam es radical y tiene ambiciones globales. He expresado estas opiniones en entrevistas de prensa, artículos de opinión y en mi documental del 2008, "Fitna".
Me arrastraron a los tribunales por organizaciones de izquierda e islámicas que estaban decididas no sólo a en silenciarme sino también a asfixiar el debate público. Mis acusadores afirmaron que yo deliberadamente "había insultado" e "incitado a la discriminación y el odio" contra los musulmanes. El código penal holandés establece en sus artículos 137c y 137d que cualquiera que ya sea "públicamente, verbalmente o por escrito o a través de imagen, deliberadamente, se exprese de una manera que incite al odio contra un grupo de personas" o "de cualquier manera insulte a un grupo de personas por su raza, su religión o sus creencias, su inclinación hetero u homosexual o su discapacidad física, psíquica o mental, será castigado".
Me vi arrastrado a los tribunales por las declaraciones que he hecho como político, y que estaban destinadas a estimular el debate público en un país donde el debate público se ha estancado desde hace décadas. Los partidos políticos holandeses se ven a sí mismos como guardianes de un statu quo estéril. Quiero que nuestros problemas sean discutidos. Creo que los políticos tienen una responsabilidad pública de debates posteriores sobre temas importantes. Creo firmemente que cada debate público mantiene la perspectiva de la iluminación.
Mis puntos de vista representan las opiniones de un número creciente de votantes holandeses, que han acudido al Partido de la Libertad, o al PVV. El PVV es el partido de más rápido crecimiento en el país, pasando de un escaño sobre 150 en la Cámara de Representantes en el 2004, a nueve escaños en el 2006 y a 24 escaños en el 2010. Las opiniones de mi partido, sin embargo, son tan poco comunes en Holanda que son consideradas blasfemas por las élites de poder que tanto temen y resienten la discusión.
Es por eso que me llevaron a la corte, a pesar de que el fiscal no vio motivos para procesarme. "La libertad de expresión cumple un papel esencial en el debate público en una sociedad democrática", dijeron en repetidas ocasiones los fiscales durante mi juicio. "Que los comentarios sean hirientes y ofensivos para un gran número de musulmanes no significa que sean punibles".
Holanda es uno de los pocos países en el mundo en el que una corte puede obligar a la Fiscalía a procesar a alguien. En enero del 2009, tres magistrados de la Corte de Apelaciones de Ámsterdam ordenó mi juicio, en un veredicto por motivaciones políticas ya que se centró en el contenido de la caso. Ellos dieron a entender que yo era culpable y ordenaron que fuera juzgado. El caso fue remitido posteriormente al Tribunal de Primera Instancia de Ámsterdam.
Los jueces que me absolvieron ayer ya tenían una resolución perentoria de la corte de apelaciones en su escritorio. Decidieron, sin embargo, seguir los argumentos del fiscal, quien durante el juicio una vez más reiteró su posición y había pedido la absolución total.
Aunque obviamente estoy aliviado por la decisión de ayer mis pensamientos están con personas como el periodista danés Lars Hedegaard, activista de derechos humanos austríaca Elisabeth Sabaditsch-Wolffy otros que han sido recientemente condenados por criticar al islam. Ellos no han sido tan afortunados como yo. En demasiados países occidentales, aún es imposible tener un debate sobre la naturaleza del islam.
La mayor amenaza para nuestras democracias no es el debate político, ni es la oposición pública. Como el juez norteamericano Learned Hand, escribió: "Una comunidad ya está en el proceso de disolución... cuando la fe en la eventual supremacía de la razón se ha vuelto tan tímida que no nos atrevemos a poner nuestras convicciones en las listas abiertas para ganar o perder". Ha sido un principio en el pensamiento europeo y americano que los hombres sólo son libres cuando respetan la libertad de los demás. Si los tribunales no pueden garantizar esto, entonces sin duda una comunidad está en proceso de disolución.
Leyes tales como los artículos 137c y 137d del Código Penal holandés deshonran nuestras sociedades democráticas y libres. Sobre la base de esta legislación, se me impidió representar a mi millón y medio de votantes en el parlamento, porque yo tuve que estar en el tribunal durante varios días, a veces hasta tres días por semana, durante el pasado año y medio. Dicha legislación debe ser abolida. Debe ser abolida en todos los países occidentales, donde existe y debe ser sustituida por las cláusulas de la Primera Enmienda.
Los ciudadanos no deben dejarse silenciar. Yo he hablado, hablo y voy a seguir hablando.
Coincido en esto con Wilders: el discurso por muy "ofensivo" que pueda ser, se tiene que permitir. Herir los sentimientos de lo demás, cuando ofenderse se ha vuelto su especialidad, es problema de ellos.
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