martes, 24 de abril de 2012

Los malos consejos de Dharmadeva

El columnista más creativamente mentiroso de El Espectador, desde que se fue Ernesto Yamhure, es el hermano de Felipe Zuleta Lleras, Ignacio, un yogui antioccidental, enemigo del progreso y del desarrollo, que firma sus columnas como Dharmadeva.

En su última diatriba contra la sensatez, don Dharma hace un batiburrillo de lo lindo y después de defender la idiotez del buensalvajismo se pone a dar consejos para vivir una vida dizque más sana:

Los consejos más obvios se resumen en simplificar el estilo de vida, buscar más naturaleza y silencio, desintoxicarse el aparato digestivo con ayunos y purgas o técnicas de yoga, utilizar plantas medicinales en vez de medicinas de farmacia, disciplinarse para disminuir las horas de uso de aparatos electrónicos, y su contenido, que estimulan hasta la adicción y causan ‘diarrea mental’, y respetar los ciclos naturales como higiene del sueño. Si no seleccionamos lo que entra por todos los sentidos, otros, pues así se benefician, escogerán lo que nos esclavice, envilezca y contamine.

Pues debo decir que cada vez más me desagrada este señor. Con sus ignorantes columnas llenas de analfabetismo New Age pone semanalmente en riesgo a muchas personas. Por ejemplo, su irresponsable sugerencia de que las personas se alejen de la verdadera medicina y recurran a plantas que no han cumplido con los más elementales estándares científicos o que no han probado su eficacia es imprudente, por decir lo menos.

Lo de la adicción a la tecnología y la "diarrea mental" no podría ser más dolorosamente estúpido de no ser porque es afirmado con toda la seriedad del caso. La tecnología se ha desarrollado para facilitarnos la vida y ofrecernos mejores y más posibilidades. Que recurramos a ella es apenas, si cabe la palabra, natural.

Por último, los delirios conspiranóicos sobre la esclavitud y el envilecimiento son patéticos. Yo selecciono todo lo que entra por mis sentidos y decido si me saturo a través de los mismos o no. Que los demás decidan por mí o que les beneficie lo que yo decida hacer con mi cuerpo es una gilipollez como un castillo.

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