Ohh, esto le alegrará el día a los relativistas culturales.
Resulta que los islámicos no pueden dejar pasar el hecho de que uno de sus lunáticos líderes haya puesto precio a la cabeza de un escritor que criticó sus ridículas creencias en 1989.
Pues como para que nadie olvide la fatwa que existe sobre Salman Rushdie, han inventado un videojuego que consiste en llevar a cabo el asesinato:
Es que cuando se habla de religión de la paz, se olvidan de decir que es una paz a punta de fusil, acabando con la disidencia, la crítica y la libertad de expresión. Esa paz yo no la quiero.
(vía Pirituyo)
Resulta que los islámicos no pueden dejar pasar el hecho de que uno de sus lunáticos líderes haya puesto precio a la cabeza de un escritor que criticó sus ridículas creencias en 1989.
Pues como para que nadie olvide la fatwa que existe sobre Salman Rushdie, han inventado un videojuego que consiste en llevar a cabo el asesinato:
Y es que el escritor Salman Rushdie se ha convertido en el protagonista de su propio videojuego, titulado The Stressful Life of Salman Rushdie and Implementation of his Verrdict (La estresante vida de Salman Rushdie y la ejecución de su veredicto). Si leemos hasta aquí todo resulta bastante raro, pero si os digo que el objetivo del juego es cumplir con la condena a muerte que el gobierno iraní lanzó contra el autor ¿cómo se os queda el cuerpo?
El videojuego está siendo desarrollado por la Asociación Islámica de Estudiantes y por lo visto, lo que quieren conseguir con él es que los jóvenes no olviden el pecado cometido por Rushdie, que fue condenado a muerte por la publicación de Los versos satánicos en 1989, por ser considerado como blasfemo contra el Islam. Pretenden combatir también la invasión cultural a la que está siendo sometida Irán, quejándose las autoridades iraníes de la guerra cultural a la que la están sometiendo sus enemigos. Emmm, una muy buena manera de no ser siempre los malos de la película, sí señor...
Es que cuando se habla de religión de la paz, se olvidan de decir que es una paz a punta de fusil, acabando con la disidencia, la crítica y la libertad de expresión. Esa paz yo no la quiero.
(vía Pirituyo)
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