sábado, 28 de julio de 2012

No, pues tan alternativo...

La columna de Catalina Ruiz-Navarro de cómo el Polo Demagógico Alternativo se pega un tiro en el pie está escrita casi como si me hubiera leído la mente cuando me enteré que ese partido político apoyaba al tirano Chávez:

El martes pasado el Polo anunció con bombos y platillos su apoyo a la revolución bolivariana, en lo que parece ser un intento por perder aún más votantes y ahuyentar a quienes todavía pensaban que el partido era una posibilidad viable para la izquierda en Colombia. El gesto es un claro ejemplo de cómo por complacer a un sector interno del mismo partido (cuyos votos están asegurados), el Polo espanta a todos los votantes de centro-izquierda, huérfanos de partido político y que podrían llegar a ser nuevos amarillos.

El apoyo es en principio un exabrupto semántico porque un partido que se llama a sí mismo democrático no debería elogiar a una “revolución” liderada por un tirano. También revela un doble estándar peligroso para la credibilidad del Polo, porque después de las fuertes críticas que le hicieron a Uribe por quererse perpetuar en el poder, apoyar a Chávez es decir que los regímenes autoritarios están bien siempre y cuando sean de izquierda.

La declaración no puede ser más inoportuna, cuando Venezuela acaba de anunciar su retiro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, después de que la Corte dijera que el país vecino es internacionalmente responsable por la violación del derecho a la integridad personal y por los tratos inhumanos y degradantes a Raúl José Díaz Peña, acusado de atentados a varias embajadas. El retiro de Venezuela es más que una pataleta chavista; es sintomático de la crisis que vive la Comisión, que hoy se enfrenta a una coalición de varios países que quieren diezmar su poder, algo que puede tener consecuencias terribles para las víctimas latinoamericanas que con frecuencia cuentan al Estado entre sus victimarios. ¿Cómo puede el Polo, autoproclamado adalid de las víctimas en Colombia, apoyar la revolución bolivariana de Chávez, que no es capaz de aceptar las violaciones a derechos humanos en su territorio?

La izquierda colombiana es vergonzosa.

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