Los defensores de la salida negociada al conflicto no se dan cuenta de que promueven la impunidad. De hecho, es más que impunidad - es injusticia.
El caso del sargento mayor del Ejército Arbey Delgado Argote, quien fue secuestrado en 1998 en la toma de Miraflores que perpetraron los terroristas de las Farc, sirve para ilustrar esas injusticias. Él, ahora se encuentra en libertad, ignorado por el Ejército y el Estado, con su vida familiar a punto de ser destrozada. Esta es una corta pero grande y valiosa reflexión que se saca de su entrevista:
Yo sigo haciéndome esa misma pregunta cada vez que alguien defiende una salida negociada al conflicto, reestablecer el diálogo con la guerrilla o propone que el Ejército baje las armas (¡como si eso fuera a llevar a algún lado!).
Aunque lo más probable es que don Arbey nunca lea esto, yo también soy representado por ese Estado, esos gobiernos y ese ejército que le dieron la espalda y se olvidaron de él, adoptando una actitud mezquina y de total desagradecimiento. Por esto me siento completamente asqueado cuando de esa representación se trata y aunque no sea mucho, le expreso mis más sinceras disculpas y mi gratitud a Delgado Argote y los demás que se encuentran en esa misma situación.
Los que ponen el pecho en la línea de fuego para defender mi libertad y a un país que en muchas ocasiones ni siquiera merece ser salvado, cuentan con todo mi agradecimiento y mi más sincera admiración.
Siquiera sugerir que se debe negociar con la empresa criminal que los mantuvo privados ilegalmente de su libertad por más de 10 años es, por lo menos una total falta de decencia, y una bofetada a las víctimas que han sufrido el conflicto más de cerca y en carne propia.
¿Cómo explicarle a los padres que perdieron un hijo gracias a una mina antipersona que a los responsables no les va a caer todo el peso de la ley?
El caso del sargento mayor del Ejército Arbey Delgado Argote, quien fue secuestrado en 1998 en la toma de Miraflores que perpetraron los terroristas de las Farc, sirve para ilustrar esas injusticias. Él, ahora se encuentra en libertad, ignorado por el Ejército y el Estado, con su vida familiar a punto de ser destrozada. Esta es una corta pero grande y valiosa reflexión que se saca de su entrevista:
Dígame, cómo no se puede sentir dolor con esto, si un hombre como Isaza, que le hizo tanto daño a Colombia, a pesar de haberle devuelto la libertad al señor Oscar Tulio Lizcano, esté disfrutando en Francia y yo, que estuve 12 años encadenado, estoy olvidado aquí. ¿Por qué un guerrillero puede recibir patrocinio para estudiar y un sargento mayor que le dio 24 años de su vida a la institución no?
Yo sigo haciéndome esa misma pregunta cada vez que alguien defiende una salida negociada al conflicto, reestablecer el diálogo con la guerrilla o propone que el Ejército baje las armas (¡como si eso fuera a llevar a algún lado!).
Aunque lo más probable es que don Arbey nunca lea esto, yo también soy representado por ese Estado, esos gobiernos y ese ejército que le dieron la espalda y se olvidaron de él, adoptando una actitud mezquina y de total desagradecimiento. Por esto me siento completamente asqueado cuando de esa representación se trata y aunque no sea mucho, le expreso mis más sinceras disculpas y mi gratitud a Delgado Argote y los demás que se encuentran en esa misma situación.
Los que ponen el pecho en la línea de fuego para defender mi libertad y a un país que en muchas ocasiones ni siquiera merece ser salvado, cuentan con todo mi agradecimiento y mi más sincera admiración.
Siquiera sugerir que se debe negociar con la empresa criminal que los mantuvo privados ilegalmente de su libertad por más de 10 años es, por lo menos una total falta de decencia, y una bofetada a las víctimas que han sufrido el conflicto más de cerca y en carne propia.
¿Cómo explicarle a los padres que perdieron un hijo gracias a una mina antipersona que a los responsables no les va a caer todo el peso de la ley?
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