sábado, 25 de febrero de 2012

Libertad de expresión y doble moral

En estos tiempos de censura (en menos de mes y medio me han tratado de censurar en LinkedIn y me han amenazado para que cambie algo que escribí) no hay nada más refrescante que leer a Kenan Malik sobre la libertad de expresión.

Este es un extracto de un texto que escribió sobre la tradición doblemoralista liberal con respecto a la libertad de expresión para la edición de los 40 años de Index of Censorship:

John Milton, cuya Areopagítica, su famoso discurso de 1644 de la libertad de imprimir sin licencia", todavía es justamente considerado como una de las grandes defensas de la libertad de expresión, se opuso a la extensión de las libertades a los católicos. John Locke, en cuya obra descansan los fundamentos filosóficos del liberalismo, y cuya Carta sobre la tolerancia es un texto clave en el desarrollo de las ideas liberales modernas sobre la libertad de expresión y de culto, de manera similar trazó la línea a la hora de extender la libertad y las libertades a los católicos y los ateos. "Ninguna opinión contraria a la sociedad humana, o a aquellas reglas morales que son necesarias para la preservación de la sociedad civil", insistió, "deben ser toleradas".

Muchos defensores contemporáneos de la libertad de expresión de manera similar trazarían la línea en los musulmanes, a menudo por muchas de las mismas razones. Desde la campaña de Geert Wilders para prohibir el Corán, al apoyo de Ayaan Hirsi Ali a la prohibición suiza de construir minaretes, al "experimento mental" de Martin Amis de cómo "la comunidad musulmana tendrá que sufrir hasta que ponga su casa en orden" - hipocresía y doble moral son moneda corriente en los debates contemporáneos acerca de la libertad y las libertades. Estos dobles raseros pueden, por supuesto, trabajar en ambos sentidos. Mientras que algunos son reacios a ampliar las libertades básicas a los musulmanes, o le exigen a los musulmanes cumplir con estándares que no se le exigen a los no musulmanes, otros por el contrario, están contentos de criticar o ridiculizar el cristianismo o el conservatismo o el comunismo de una manera que no se les ocurriría hacer con el islam.

En el corazón de gran parte de la discusión de la doble moral está la sugerencia de que porque hay mucha hipocresía sobre la libertad de expresión, entonces la censura es aceptable. Puesto que los defensores de la libertad de expresión con regularidad se alegran de restringir las libertades de los demás, especialmente de los musulmanes, entonces a los musulmanes, los críticos sugieren, se les debería permitir censurar lo que encuentren ofensivo. Es un argumento que no tiene sentido. El doble rasero necesita ser afrontado, no mediante la extención de las restricciones, sino mediante la extensión de la expresión, al asegurar que no todos están igualmente privados de libertades, sino que todos están igualmente protegidos por ellas.

Para ver cómo debemos tratar con la doble moral de hoy, sólo tenemos que preguntarnos cómo deberíamos haber respondido en la era de Milton y Locke. ¿Deberíamos haber sugerido que la mejor manera de lidiar con su fanatismo anti-católico era extender a todo el mundo las restricciones que Milton y Locke desearon imponerle a los católicos? ¿O deberíamos haber argumentado que las restricciones a los católicos eran equivocadas y que todos merecían la libertad? Con cuatro siglos de por medio viéndolo en retrospectiva, para la mayoría de gente la respuesta es muy clara. Debería ser igual hoy, en respuesta a la libertad de expresión y la hipocresía de los prejuicios anti-musulmanes.

Exacto: la respuesta a los que amputan libertades no es amputándoles las libertad, sino extendiéndosela a sus víctimas.

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