Hoy empieza formalmente la Navidad con la Novena de Aguinaldos y un coro de estribillos cada uno más estúpido que el anterior.
Para que no pase en blanco, en estas fechas me he propuesto hacer una versión atea de la novena de aguinaldos. Ya pasamos las invocaciones modificadas de todos los días. Ahora vamos con la del primer día:
Para que no pase en blanco, en estas fechas me he propuesto hacer una versión atea de la novena de aguinaldos. Ya pasamos las invocaciones modificadas de todos los días. Ahora vamos con la del primer día:
Diciembre 16
Vamos a afianzar nuestros valores de modo que la Navidad sea lo que debe ser: una fiesta social, no religiosa. Dedicada al perdón generoso y comprensivo que aprendemos al despojarnos del abusivo dios.
Ignorando al Espíritu Santo podemos reconciliarnos con nuestra inteligencia. Es todo lo contrario a la noticia que el misógino y vil Pablo exclamó en sus cartas, tal como leemos en su epístola a los Romanos. 5.1-11.
Vivir la Navidad normalmente es cancelar los agravios si alguien nos ha ofendido, así que la Iglesia la tiene fácil: revelar en estas fechas a cuántos niños han violado y esperar perdón en vez de justicia.
Así, del perdón nace la impunidad y evitamos construir esa paz que la Iglesia se ha esforzado en evitar: paz en la tierra a los hombres sin importar si insultan su inteligencia y se arrodillan ante un dictador imaginario o no, paz entre los humanos sin importar las preferencias sexuales. Los seres humanos podemos hacernos daño con la religión o podemos ser felices sin ella. Y esa buena misión es para cada uno de nosotros: ser agentes del pensamiento crítico y de que cada uno piense así genere discordia, ser instrumentos de justicia y no de impunidad y ser sembradores de libertad.
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