miércoles, 8 de febrero de 2012

Lo que no me gusta de las farmacéuticas

Este artículo debería servir para que los enemigos de los transgénicos y de la energía nuclear, los eco-talibanes, Greenpeace y sus defensores y demás adláteres del neoludismo dejen de decir bobadas.

Por lo general, ellos utilizan falacias ad hominem diciendo que uno está en la nómina de las multinacionales (que, si fuera cierto, no cambia la fuerza de los argumentos presentados). Pues yo hasta el momento no he visto ni un peso y creo que después de esto tampoco lo veré.

Resulta que esas multinacionales que devoran el mundo sí se mueven por intereses económicos (eso nunca lo he negado). Y ahora pretenden que en Colombia se les otorgue el monopolio de los medicamentes biotecnológicos:

La OMS y diversos países han reconocido que los avances en el campo de la biotecnología permiten desarrollar fármacos biocompetidores con estándares de calidad, eficacia y seguridad comparables con el de referencia y suficientes para predecir su actividad farmacológica y terapéutica, y han planteado directrices que promueven su aprobación.

El Ministerio de Salud ha puesto en discusión un proyecto de regulación que recoge esos lineamientos. Con afirmaciones falaces, cálculos tendenciosos y lenguaje violento, cercano al terrorismo verbal, Afidro, el gremio que defiende los intereses de las mutinacionales farmacéuticas, ha desatado un feroz ataque contra este proyecto.

El interés económico de este de esta arremetida ha sido expuesto patentemente con la intervención de la oficina del representante comercial de EE. UU. (USTR), a través de una comunicación al Ministerio de Salud sobre este tema, el cual está totalmente fuera de su ámbito, pues el proyecto no es de índole comercial, sino sanitaria.

No sólo los monopolios deberían esatr proscritos en el ámbito sanitario y de salubridad, sino que además sabemos que esos monopolios se prestan para cometer descarados abusos:

Un reciente estudio de Fedesarrollo sobre competencia de biotecnológicos en el país y su impacto sobre las finanzas de la salud encontró que los precios de los que tienen competencia en el mercado colombiano tienden a ser más bajos que el promedio internacional. Por el contrario, cuando no hay competidores se dan abusos como precios en Colombia que llegan a ser más de diez veces los del mismo producto en naciones como el Reino Unido.

¿Cómo se les ocurre cobrarle a un colombiano promedio diez veces más que lo que a un inglés promedio? Sólo alguien cegado por su interés económico sería capaz de hacer algo así.

(Y por cierto: que estos defensores del no-tan-libre-mercado tengan ese comportamiento, no siginifica que no haya ciencia detrás de sus productos o que estos no funcionen.)

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