lunes, 6 de febrero de 2012

Yo habría sido Charvaka

Ustedes saben, si yo no hubiera tenido la inmensa fortuna de nacer a finales del siglo XX y alcanzar a ver los albores del XXI y me hubiera tocado vivir en épocas no tan oscuras como durante el dominio cristiano (la Edad Media) sino incluso antes, por ahí en el siglo VI antes de nuestra era y en India, yo habría sido charvaka.

Las bases de su filosofía son lo más parecido a lo que hoy, casi 2600 años después, conocemos como moral humanista secular:

1.- la literatura sagrada debe rechazarse como falsa; 2.- no existe ninguna deidad o algo sobrenatural; 3.- No existe ningún alma inmortal, y nada existe tras la muerte el cuerpo; 4.- el Karma es inoperante y una ilusión; 5.- todo se deriva de elementos materiales; 6.- los elementos materiales poseen una fuerza inmanente; 7.- la inteligencia se deriva de estos elementos; 8.- sólo la percepción directa produce conocimiento verdadero; 9.- los preceptos religiosos y la clase sacerdotal son inútiles; 10.- el objetivo de la vida es obtener la máxima cantidad de placer.

La desaparición de esta encantadora antigua forma de ver la vida, al parecer tendría que ver con el avance del hinduismo:

La filosofía Charvaka desapareció (al menos, sus seguidores), sin que se sepa muy bien por qué, aunque habría que tener en cuenta en ello que fue incansablemente denunciada por otras doctrinas hindúes por su firme oposición a la autoridad religiosa, junto a su inequívoco ateísmo. A ello se une el hecho de que hay que ser realista, y recordar que resulta difícil predicar el hedonismo cuando tantas personas están sumidas en la necesidad y el sufrimiento, caldo de cultivo apropiado para todo tipo de creencias sobrenaturales.

¡Y pensar que hay quienes alaban las doctrinas orientales!

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