lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Para qué entrenar si puedes rezar?

Este no ha sido el mejor año para el atleta Ryan Hall. Él desarrolló una fascitis plantar en su pie izquierdo, lo que condujo a una lesión en el muslo (por lo que se perdió los Olímpicos), que llevó a una lesión en el cuádriceps.

¿Y qué fue lo que pasó, para que a Hall le esté yendo tan mal?

Hall está incluso reevaluando su situación de entrenador. Hace dos años, dejó al entrenador Terrence Mahon y el Club Track Mammoth para actuar por su cuenta. Hall lo ha llamado entrenamiento basado en la fe, apoyándose en la oración y lo que él llama una conversación con Dios para dirigir su formación y las decisiones de carrera.

¡Vaya genio! ¿Qué clase de persona renuncia a un entrenador faltando dos años para los Olímpicos? Alguien sin ninguna habilidad para tomar buenas decisiones, evidentemente.

Porque esa no fue la única mala decisión de Hall. En medio de sus problemas físicos, resulta que ni siquiera visita a un doctor de verdad:

Hall, quien divide su tiempo de entrenamiento entre Redding y Flagstaff, Arizona, tiene previsto viajar hoy a Phoenix para ser examinado por su terapeuta desde hace muchos años, el quiropráctico John Ball. Hall quiere la opinión de Ball sobre el estado del cuádriceps izquierdo y su cuerpo en general.

¿Y es que quién necesita entrenar y tomar decisiones basadas en la evidencia cuando se tiene pensamiento mágico y una lógica defectuosa?

(vía Friendly Atheist)

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