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martes, 16 de agosto de 2011

¡¡A blasfemar y blasfemar como si el mundo se fuera a acabar!!

Hay días en que ser occidental puede ser una carga, una molestia y una pesadilla. Hoy no es uno de esos días.

Como Austin Dacey nos cuenta, en Naciones Unidas acaban de aprobar un documento vinculante que permite la blasfemia como el legítimo ejercicio de libertad de expresión que es:

lunes, 15 de agosto de 2011

No sólo pasa en Irán. ¡También en Inglaterra!

Hace unos días comentaba que unos niños fueron detenidos y retenidos en Irán por jugar con pistolas de agua. Uno pensaría que eso sólo pasa en esos paraísos de multiculturalismo en donde el sentido común y los derechos humanos brillan por su ausencia.

Pues bien, estamos equivocados. En Inglaterra también ocurren este tipo de cosas:

domingo, 14 de agosto de 2011

El Mundo al Revés en Toronto

Cuando uno habla de fascismo multicultural, la primera imagen que se viene a la cabeza es la de un montón de islámicos imponiendo los estúpidos códigos de vestimenta a sus subyugadas mujeres en un Estado de derecho que se niega a hacer algo para no ser acusado de racismo (?). Pues bien, es hora de desafiar ese estereotipo.

También las mujeres están en la capacidad y disposición de violar las libertades civiles ajenas, con tal de hacer respetar el fascistoide cuento de hadas que las mantiene prisioneras y las considera inferiores, como lo descubrió el fotógrafo David Menzies en Toronto:

domingo, 7 de agosto de 2011

Bogotá Style

Parece que el corte autoritario y dictatorial de la alcalde Clara López Obregón no conoce límites. Una vez más, la característica principal del gobierno capitalino es la de amputar libertades civiles. No feliz con prohibir la venta de licor entre las 11 de la noche y las 10 de la mañana, ahora cree que su 'proteccionismo' también se debe extender al ámbito educativo y prohibir el expendio de bebidas alcohólicas cerca de los centros educativos:

miércoles, 13 de julio de 2011

Defensa del laicismo destruido por Alejandro Ordóñez

Para nadie es un secreto que Alejandro Ordóñez, alfil del fundamentalismo ultracatólico, en vez de hacer su trabajo y exigir el respeto de los derechos humanos, ha hecho todo lo contrario, promoviendo la retrógrada agenda católica no sólo en la vilipendiada institución a su cargo, sino también en otras instancias del Estado, lo que le ha ganado el remoquete de antiProcurador.

Ahora, un valiente funcionario de esa Procuraduría, de ambiente oscurantista y medieval -o sea, católico- ha interpuesto una tutela por el sofocante proselitismo inquisidor que ha hecho el dichoso Alejandro Ordóñez en la entidad:

viernes, 8 de julio de 2011

Eso no es Desobediencia Civil, pero casi

No sé qué tantos conductores y dueños de vehículos en Colombia, y en Bogotá, habrán leído La Desobediencia Civil y otros Escritos de Henry David Thoreau. En lo personal, debo decir que me marcó. Es una de esas lecturas que provocan pensamientos profundo y emocionantes ideas. Dudo que en Colombia el concepto logre llegar a muchos ciudadanos, pero de vez en cuando la necesidad es un motivo de sobra para desobedecer.

martes, 21 de junio de 2011

Bogotá Style

Como de costumbre en Bogotá, las autoridades son de un inepto más allá de lo imaginable y lo único que saben hacer es recortar libertades.

Lo hizo ese payaso de Mockus al establecer horarios para rumbear, lo hizo el corrupto Peñalosa al cerrar bahías de parqueo y establecer el Pico y Placa y ahora lo hace la alcaldesa encargada, Clara López Obregón quien establece horarios para la venta de licor en la capital colombiana:

martes, 29 de marzo de 2011

Colombia, Banana Republic: Varios, Muchos

Hay tantas, pero tantas cosas que ni sé por dónde empezar.

Empecemos por la fiebre anticarros:

En Popayán se impuso una absurda medida que recorta las libertades individuales y establece horarios para las mototaxis. Es el toque de queda de los automotres, mejor conocido como Pico y Placa.

En el Plan Nacional de Desarrollo apareció un artículo para crear un Fondo de Estabilización de Precios de Combustible. No entiendo muy bien qué beneficio traería a los contribuyentes que se cree o no se cree el dichoso Fondo. Igual, en Colombia se pagan de los precios más altos a la gasolina.

Vamos con la corrupción y los nulos avances en las obras:

Los avances en infraestructura están completamente frenados.

Los proyectos para grandes obras avanzan a la velocidad de una película francesa.

Los presupuestos, por supuesto, no coinciden: ahora todas las obras podrían costarnos 10 billones de pesos más de lo inicialmente previsto.

Eso no debería extrañarnos, en vista de lo rentable que resultan los atrasos en las obras (por supuesto, "rentable" nunca es para los contribuyentes). El 60% de las concesiones viales tienen retrasos.

Vamos con la Política y empiezo con el Partido Liberal:

El Partido Liberal ahora funciona como una molesta cadena de Internet. Aunque es una forma de democracia, dijéramos más transparente, es de lo más populista que he visto. Es una nueva modalidad de captación de militantes. Claro que no es de extrañar, si el Presidente del partido hace apología de esa ridícula tradición nacional que pretende negociar con terroristas; formula que, ya deberíamos tenerlo más que comprendido, nos lleva al desastre. Los terroristas no quieren negociar. Viven muy bien como están: con tierras robadas, campesinos desplazados, viviendo del narcotráfico y el terror sembrado.

Ya haciendo mención al resto de partidos políticos, de hecho la totalidad de ellos, el Polo incluido, deciden darle el visto bueno a la exclusión de los abstencionistas del censo electoral. ¿Qué mejor prueba de que a todas esas mafias hambrientas de poder lo único que les importan son los votos porque se traducen en dinero? Mientras todos puedan tener su pedazo de pastel, ¿a quién le importan los derechos civiles?

Las cosas tampoco andan muy bien en Boyacá:

Yo no comería en el restaurante estudiantil de la Universidad UPTC de Duitama. Haya sido infección, afección viral o amebiasis, estoy bien sin ninguna de esas.

También en el departamento de Boyacá, una de la zonas más ricas en agua, hay escasez de agua.

Y si hay alguien a quien le sonríe el destino (de hecho, el Consejo de Estado), es al duopolio de la televisión, en vista de que se suspendió la licitación del tercer canal.

jueves, 20 de enero de 2011

Abolir la libertad religiosa



El autor de esta propuesta es un profesor de Filosofía de la Universidad de St. Mary llamado Mark Mercer, un defensor de los derechos civiles, quien considera que la libertad de culto sobra — su argumentación es contundente:


No hay necesidad de contar entre las libertades civiles, la libertad de culto por separado.

Un sistema cultural y legal que respete la libertad de expresión, la libertad de asociación y reunión y la libertad de opinión y conciencia, y que no interfiere con lo que hacen las personas mientras no haga daño a terceros, necesariamente será un sistema cultural y legal en el que las personas son libres de adorar cualquier cosa que se les ocurra.

Sin embargo, extrañamente, la libertad de expresión y otros libertades civiles básicas -"básicas" en el entendido de que no se derivan de otras-, son objeto de ataques desde varios sectores y la gente invoca la libertad religiosa para defender la excepción a la ley, y las cortes los están escuchando.

Los juzgados han dictaminado que los judíos ortodoxos que viven en edificios colectivos, pueden hacer uso de las terrazas comunes para erigir una sucá, una pequeña cabaña usada durante la festividad conocida como Sucot. Sin embargo, otros residentes deben ajustarse a la regla que se han fijado a sí mismos, prohibiendo erigir estructuras en las áreas comunes.

Las cortes han establecido que los niños sikhs pueden llevar pequeñas dagas, los kirpans, a la escuela. Los demás estudiantes no pueden cargar pequeñas dagas.

Las musulmanas pueden usar el velo mientras testifican en las cortes, mientras su creencia religiosa sea lo suficientemente sincera, pero ningún hombre ni no-musulmán puede taparse la cara al testificar.

Ciertamente, no siempre las cortes u otras autoridades eximen a las personas religiosas de las reglas. Rara vez se exime a las organizaciones católicas de la legislación laboral, por ejemplo.

La posibilidad de obtener una exención aumenta cuando la práctica es parte de una religión minoritaria. La Corte Suprema ha dictaminado que los huteritas de Alberta que desean conducir en la vía pública deben, como todos los demás residentes de Alberta, tener su foto en su licencia de conducción aunque los huteritas dicen que este requisito contraviene algo en su religión.

El presidente de uno de los principales grupos de derechos civiles de Canadá ha criticado esa decisión como inconsistente con decisiones pasadas, incluyendo las primeras dos que mencioné arriba, como también inconsistente con la garantía de libertad religiosa en la Carta de Derechos y Libertades.

¡Qué lamentable que un defensor de los derechos civiles tome esa postura!

Uno pensaría que la libertad es para todos nosotros, y no simplemente para los que pretenden un estatus especial. La posición correcta que debería adoptar un defensor de los derechos civiles es la de insistir en que las leyes se nos aplican a todos por igual y que las leyes no deben decirnos lo que debemos hacer a menos que se perciba un serio perjuicio.

Desde la perspectiva de las libertades civiles, lo que hay que hacer es preguntar si los estudiantes que cargan cuchillos enfundados en su ropa suponen un peligro para sus compañeros de clase o demás personas. Si no, entonces las reglas que les prohíben portar cuchillos son ilegítimas y cualquier alumno que quiera cargar uno, puede hacerlo, sin importar si es por razones religiosas o no.

Si las regulaciones de los edificios que prohíben estructuras en áreas comunes son ilegítimas cuando se trata de sucás, entonces son ilegítimas cuando se trata de cualquier cosa que un residente quiera construir ahí.

Si el requerimiento de las fotografías en los carnets de conducir no tienen un buen propósito, entonces nadie tiene que poner su foto en su licencia.

Si usar el velo no obstruye la justicia, entonces cualquiera puede usarlo.

El punto es que todos nosotros tenemos nuestros propios motivos para querer hacer lo que sea que queremos hacer. Darle algún estatus especial a las razones religiosas, como si tuvieran más peso que las demás, viola nuestra igualdad como ciudadanos.

¿Por qué hay, tanto oficialmente como en la vida cotidiana, esta consideración con la religión y las sensibilidades religiosas? La deferencia con la religión está ligada, por supuesto, al compromiso con el acomodamiento multicultural, especialmente cuando se trata de religiones minoritarias o exóticas.

Como dijo la Magistrada Louise Charron, el argumento en contra de que los niños sikhs lleven kirpans "es irrespetuoso para los creyentes del sijismo y no toma en cuenta los valores canadienses basados en el multiculturalismo... Si algunos estudiantes consideran injusto que Gurbaj Singh pueda cargar su kirpan al colegio mientras a ellos no se les permite llevar cuchillos, le corresponde a los colegios de cumplir con su obligación de inculcar en sus estudiantes este valor que está... en la base misma de nuestra democracia".

Lo que hay que dejar claro es qué tan equivocadas y feas, de hecho son estas opiniones en cabeza de alguien que protege la igualdad y las libertades civiles.

Dejemos de lado el hecho de que no es asunto del gobierno si somos irrespetuosos con la religión de los demás, tal como fue el llamado de la Magistrada Charron a los colegios a indoctrinar a los niños. Primero tenemos el espectro amenazador de agentes del Estado interrogándonos sobre nuestras creencias con el fin de etiquetarnos correctamente.

En segundo lugar, los líderes religiosos casi nunca tienen legitimidad democrática y aún así sus puntos de vista serán buscados por el Estado como los más auténticos y definitorios de la comunidad.

En tercer lugar, y más importante, mientras los defensores de los derechos civiles nos preocupamos por nosotros como individuos y por crearnos espacios en los que como individuos (a menudo, por supuesto, como miembros de grupos) podamos imaginar y perseguir lo que consideremos bueno, la complacencia con la religión es una actitud que nos pone en primer lugar como miembros de algún grupo sin importarle de a mucho nuestra igualdad social y política como individuos.

La postura de los derechos civiles grupales equivale a una traición de la igualdad liberal y las libertades civiles. Una persona que uno esperaría que estuviera en contra de las corrientes no liberales del multiculturalismo parece, en cambio, ser un agente voluntarioso de estas.