Cuando escribí sobre el asalto antivacunas a Cochrane advertí que había que seguir estando alerta porque aunque las revisiones Cochrane suelen ser fidedignas y rigurosas, esto no quita que puedan equivocarse, y señalé el caso específico de una revisión de estudios sobre acupuntura en la que el equipo Cochrane falló épicamente. En este blog somos seguidores de la navaja de Hanlon, que reza que nunca se le atribuya a la malicia lo que puede ser explicado adecuadamente por la estupidez — así que cuando mencioné esa mala revisión preferí creer que era por negligencia y no por maldad.
Hoy, esa postura ya no es sostenible.