Un día normal,
Matt Wilbourn estaba en su lugar de trabajo (en Muskogee, Oklahoma), cuando llegó una persona a solicitar donaciones para el
Hogar para Niños Indios de Murrow — a Wilbourn le pareció una labor encomiable, así que ofreció $100 dólares americanos y llenó el formulario. Cuando llegó a la casilla de a nombre de quién hacía la donación, Wilbourn escribió que a nombre de la Comunidad Atea de Muskogee, que él había fundado junto con su esposa
Keli.
Al ver que tendrían que darle crédito a una comunidad atea por preocuparse por el bienestar de los niños, la caridad —financiada principalmente por la Asociación de Iglesias Baptistas—
rechazó la donación: