Cuando decimos que no se le debe hacer caso a los amigos imaginarios, es porque en serio no se le debe hacer caso a los amigos imaginarios.
Pero la gente no entiende. Ellos, en su delirio le harán caso a dios, Zeus (¡que nunca consigue un titular!) o incluso al enemigo imaginario, al diablo:
Pero la gente no entiende. Ellos, en su delirio le harán caso a dios, Zeus (¡que nunca consigue un titular!) o incluso al enemigo imaginario, al diablo: