Ayer, la Cámara de Representantes de Colombia nos dio una sorpresa a todos cuando en tercer debate, la Comisión Primera negó la iniciativa legislativa de Viviane Morales para convocar un referendo en el que se sometiera a votación popular si se prohibía la adopción homoparental.
Mis redes sociales se llenaron de júbilo, e invitaciones a celebrar. Simpatizo con el resultado de las votaciones y el espíritu de celebrar que la intolerancia fracasó tanto en aprobar algo ridículo —ya que los derechos no se pueden someter a votación— como en el trampolín político hacia la presidencia de la propia Morales —o, peor, de su macabro esposo Carlos Alonso Lucio—.
Sin embargo, hay una idea que sigue martillando al fondo de mi cabeza y necesito sacarla antes de ponerme a celebrar — no puedo evitar pensar que la iniciativa de Morales pudo haberse detenido muchísimo antes, y evitar que ganara tanta tracción como lo hizo.