La semana pasada se publicó el informe EAT-Lancet, producto de la comisión creada entre la prestigiosa revista médica The Lancet y la Fundación EAT, supuestamente para evaluar el impacto de la dieta en la salud humana y en el planeta. Grosso modo, la conclusión del informe fue que todo el mundo debería renunciar a la carne y pasarse a una dieta basada en plantas, con la inmodesta pretensión de "salvar el planeta" y mejorar nuestra salud.
Hay motivos para tomarse el informe con una buena dosis de escepticismo. En primer lugar, porque la mejor evidencia disponible hasta la fecha no permite concluir que la dieta basada en plantas sea la mejor decisión en salud; la evidencia más rigurosa sustenta la idea de que la carne roja no causa ninguna enfermedad y, a la vez, no es poca la evidencia que apunta a que las dietas bajas en comidas animales son nutricionalmente deficientes. Es un poco sospechoso que los hallazgos del informe EAT-Lancet contradigan lo que hasta ahora es la mejor evidencia disponible.