A diferencia de las religiones, el ateísmo no establece guías morales para nadie, ni dice qué está bien y qué no. Así, cualquier postura ética reprochable que hallemos en las religiones no puede estar entre las propuestas del ateísmo, cuya propuesta es una sola: dios no existe, ninguno de ellos.
De hecho, el comportamiento reprochable de Stalin fue, cómo no, religioso:
De hecho, el comportamiento reprochable de Stalin fue, cómo no, religioso: