Como parte de su arsenal de falacias, los cristianos creen que apelar a la autoridad y las conversiones en el lecho de muerte son motivos para empezar a creer su absurda superstición — sus personajes favoritos para esto suelen ser Einstein y Darwin.
De hecho, sabemos que Einstein no creía en un dios personal y ahora sabemos que Darwin tampoco creía en el dios cristiano. De hecho, así lo hizo saber Darwin en una carta que escribió dos años antes de su muerte — la carta está siendo subastada por Bonhams y se avalúa entre $70.000 y $90.000 dólares americanos: