A principios de 2019, el think-tank Centre for Global Development (CGD) no le renovó el contrato a la activista por los derechos de las mujeres y renombrada investigadora de impuestos Maya Forstater por tuitear en su cuenta personal la muy 'radical' opinión de que biológicamente los "hombres no pueden volverse mujeres". Forstater demandó al think-tank por despido injusto y, en lo que seguramente será un precedente de pesadilla para la estabilidad laboral en Reino Unido, el juez falló contra Forstater porque, aparentemente, en Reino Unido se puede despedir a la gente por opinar cosas demostrablemente ciertas que personas propensas a sentirse ofendidas podrían encontrar "ofensivas y excluyentes".
Una mancha como un castillo en la tierra de Darwin y Hitchens, que posiblemente no habría trascendido más allá de las fronteras británicas de no ser porque J.K. Rowling, la autora de los libros de Harry Potter, manifestó su desacuerdo con la sentencia: