Esta semana, la Oficina Australiana de Estadísticas reveló que el 61% de los australianos votaron para permitir el matrimonio gay en el país; mientras que el 38% votó en contra.
Aunque era una encuesta no vinculante, los resultados fueron tan sobrecogedoramente positivos que el Gobierno no puede ignorar el resultado, así que el Partido Laborista presentó esa misma tarde un proyecto para enmendar la ley de matrimonio, y definir esa institución como la "unión de dos personas", en vez de la "unión de un hombre y una mujer".
Este logro es grandioso y vale la pena celebrar la cordura de la mayoría de australianos; aunque también hay aspectos de todo el proceso que merecen atención.