Quienes alguna vez hemos cometido el error de tratar de razonar con alguien woke —o sea un partidario de las políticas de 'Justicia' 'Social'™— rápidamente hemos topado con el ligeramente irritante escenario de que niegan la existencia misma de esa ideología, y descartan cualquier intento por definir o demarcar su movimiento político. Simplemente dirán que lo woke no existe, y no saben lo que significa el término. Los peores dicen que woke "simplemente" signifca tener empatía.
Su negativa a autodefinirse, reconocerse y denominarse no ha impedido que orgánicamente vayan surgiendo términos para referirse a ellos. Y, fieles a su estilo, todos los términos propuestos terminan siendo negados o tachados como teoría de la conspiración: ni 'woke', ni justicieros sociales (SJW), ni políticas de identidad, ni izquierda regresiva, ni corrección política, ni progresismo locacional, ni posmodernismo aplicado, ni izquierda autoritaria — nada. Mientras tanto, la derecha más cavernaria no ha desaprovechado la oportunidad de etiquetar a la totalidad de la izquierda como 'woke', así que la confusión terminológica va viento en popa. (Y nunca deja de ser llamativo cómo parece haber una espiral de retroalimentación sistemática en la que unos reaccionarios le dan munición a su contraparte autoritaria del otro lado del espectro político, y estos les devuelven el favor; es casi como si lo woke y la alt-right fueran dos caras de la misma moneda, o algo; aunque tocará dejar ese tema para otra ocasión.)
Supongo que para quienes podemos distinguir entre el progresismo de toda la vida y este espectro indeseable es un poco como la pornografía: sabemos lo que es al verlo. La cosa es que, a todas luces, parece que ¡ellos también lo saben! Pues ya un poco cansado de este jueguito de la negación, el filósofo Freddie deBoer ofrece una aproximación a qué es woke (o cualquiera de los demás términos), y lo absurdo que resulta pretender negar esta corriente ideológica: