En estos días está muy de moda hablar de indultos ocurridos hace tres y cuatro décadas, por cuenta de dos episodios. El primero fue la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19, que resultó en el asesinato de casi todos los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y que con la condena al general Plazas ha revivido la polémica. Cualquier persona decente aborrecería que en 1990 los terroristas hayan sido indultados y que sus delitos hayan pasado a la impunidad.
Luego tenemos la condena a Baltasar Garzón por ordenar unas escuchas ilegales a lo que hablaba un acusado con su abogado defensor. El tema ha hecho saltar a toda España, pues Garzón también es investigado por desobedecer ese otro nefasto indulto que proporcionó un manto de completa impunidad los crímenes cometidos por los franquistas mientras estaban en el poder.
Luego tenemos la condena a Baltasar Garzón por ordenar unas escuchas ilegales a lo que hablaba un acusado con su abogado defensor. El tema ha hecho saltar a toda España, pues Garzón también es investigado por desobedecer ese otro nefasto indulto que proporcionó un manto de completa impunidad los crímenes cometidos por los franquistas mientras estaban en el poder.