
La segunda presidencia de Donald Trump en EEUU se está perfilando para ser todo el fascismo que prometió la primera. Aunque las diferentes facciones del universo MAGA merecerían una explicación más amplia, por ahora baste señalar que todo proyecto autocrático es una amenaza para la ciencia porque los hechos incómodos de esta y la narrativa única de aquellos son incompatibles.
Por eso mismo, en las escasas seis semanas de su segundo mandato, Trump ha multiplicado sus ataques contra la ciencia y la academia, y lo ha hecho siguiendo el manual autoritario.
Esta vez, sin embargo, la respuesta generalizada a la amenaza que Trump representa ha sido bastante menos vociferante que la de hace ocho años. Por ejemplo, en enero de 2017 ya se habían convocado a una Marcha de Mujeres y una por la Ciencia; ambos proyectos que eventualmente terminaron fracasando.