Al parecer golpear a un pobre profesor de religión hasta dejarlo inconsciente y con varias fracturas no fue suficiente para saciar el hambre de fascismo e intolerancia musulmanes.
Por esa razón, para evitar tener que exigirle a los esbirros de Mahoma que se comporten como si estuvieran en un país civilizado y no en sus cavernas y desierto de donde salió su estúpida superstición, una mujer que amamantaba a su hijo menor fue obligada a salir de un edificio estatal:
Por esa razón, para evitar tener que exigirle a los esbirros de Mahoma que se comporten como si estuvieran en un país civilizado y no en sus cavernas y desierto de donde salió su estúpida superstición, una mujer que amamantaba a su hijo menor fue obligada a salir de un edificio estatal: