El proyecto de deforma a la justicia ha sacado a relucir lo más cínico de lo cínico que existe: la clase política colombiana. El presidente de la cámara baja del parlamento, Simón Gaviria, admitió que no lee los proyectos que pasan por su escritorio. Lo propio acaba de hacer el presidente del Senado, el impresentable Juan Manuel Corzo Román.
Y ahora, previendo que esto vaya a ser echarle más gasolina al fuego, los congresistas han salido con la brillante idea de reformar, ellos mismos, su propio reglamento de conciliación:
Y ahora, previendo que esto vaya a ser echarle más gasolina al fuego, los congresistas han salido con la brillante idea de reformar, ellos mismos, su propio reglamento de conciliación: